lunes, 15 de noviembre de 2010

Vacuidad

Intento dormir y se sucede una tira de imágenes veloces, que no van hacia ningún lugar, que distorsionan los recuerdos, los mimetizan con la realidad, crean esa empatía falsa que agobia a los esperanzados.

¿De dónde salió tanta inseguridad? ¿Qué pasa con todo lo que no puedo entender por ser tan común y atípico? Voy a repensar la vida, las situaciones, las responsabilidades. ¿Acaso importan? ¿Me cambian la vida? Veo lo mismo de siempre, todos los días, a toda hora. Ya había olvidado tanta maldad, incomprensión, envidia y bronca gratuita.
Se puede cambiar de vida, seguir un camino que no se eligió, estar con quien no se quiere, caminar con quien no se debe y seguir.

La necesidad de vacuidad está basada en que en algún momento, la culpa se tiene que acabar, de alguna manera todas las habilidades que tengo deben dejar de existir. ¿Por qué? Porque no sirven, porque son una falsa imagen de lo que se fue y lo que se es.
¿Y qué he hecho para cambiar la perspectiva? Aparte de entender un poco más lo que hago… y ni tanto, ¿que se me genera al ver caminar mi vida hacia ese precipicio? ¿Qué siento de tanto señalamiento con el dedo? ¿Me importa? La verdad que no, la vida es una sucesión cíclica de eventos dicen por ahí. Realzan y ensalzan imágenes pasadas que no tuvieron nada de espectaculares cuando pasaron, pero que hoy se recuerdan con un brillo de emoción creado por la imaginación, mezclada con sentimiento cliché y un poco- sólo un poco- de cerebro.

Son las 3 y media am hora argentina. Me voy y dejo tanta locura y desparramo para después.

miércoles, 9 de junio de 2010

NO QUIERO

No quiero que nos una la lástima ni la empatía ante la miseria inevitable. No quiero que nos una la infelicidad, ni la amargura. No quiero que cuando me mires te veas en tu faceta más deplorable. No quiero ser una imagen de tu sufrimiento. No quiero que cada palabra tuya sea sobre ella, no quiero que cada palabra mía sea sobre él. No quiero más tristeza ni depresiones. No quiero más imposibles ni más situaciones que nos arrastren al fracaso.
Quiero una vida nueva, la que me merezco, la que nos merecemos. Quiero que puedas mirar hacia atrás y dejar ir los recuerdos. Quiero que te preguntes: ¿muestra de qué es aferrarse? ¿Muestra de qué muerte?
Quiero que me mires y me veas, quiero que te mires y nos veas. Quiero que veas la historia posible y no la lejana. Mirame… ¿qué ves?

martes, 20 de abril de 2010

El anciano

Pertenezco a un mundo de gente impersonal. Pasa sin sentir por las veredas de mi memoria. Ataca las baldosas con pasos presurosos que van hacia ningún lugar. De vez en cuando un anciano cansado se abandona en los escalones de un edificio que, a simple vista, pasa desapercibido. Sólo ojos aburridos de la rutina se levantan y lo ven preguntándose a quién pertenecerá, quiénes habrán vivido sus historias en tan invisible lugar.
El anciano ya se levanta, contaba las moneditas fruto de la triste limosna que lo mantiene a flote. La puerta del edificio se abre y lo exalta, pero solamente es un poco más de gente impersonal, que de tan acostumbrados miran pero no, y definitivamente no ven.
El anciano ha vuelto a sentarse. Recibió un paquete de galletas que ya comenzó a abrir. Sin embargo fue un engaño de parte de alguien de una iglesia que se auto consagra bondadosa.
Las personas siguen pasando, se suceden indefinidamente y nunca miran a través del vidrio, tan sucio y abandonado. Pero sí al anciano comiendo sus galletitas. Lo miran de reojo incómodos ante la realidad que interrumpe sus charlas, siempre vanas, siempre impersonales.

lunes, 15 de marzo de 2010

Los Tipitos - Siguiendo la Luna

Siguiendo la luna No llegaré lejos
Tan lejos como se pueda llegar
Las cosas que dije No tienen sentido
No puedo detenerme Ponerme a pensar
Siguiendo la luna Y su vuelta invisible
La noche seguro me alcanzará
No es que tu mirada Me sea imposible
Tan solo es la forma como caminas
Vamos mi cariño que todo está bien
Esta noche cambiaré Te juro que cambiaré
Vamos mi cariño ya no llores más
Por vos yo bajaría el sol o me hundiría en el mar

Y esto parece verdad para mí

Suena como un crimen Lo que tu me has hecho
Deberías ir a parar la prisión Suena como un crimen
Que me hayas mentido Que hayas engañado a este corazón

Siguiendo la luna No llegaré lejos
Tan lejos como se pueda llegar
Son casi las 4 de la madrugada
Tu casa brillaba cruzando el mar
Vamos mi cariño que todo está bien
Esta noche cambiaré Te juro que cambiaré
Vamos mi cariño ya no llores más
Por vos yo bajaría el sol o me hundiría en el mar

martes, 9 de febrero de 2010

Cosas en las que solía creer

v En las mariposas en el estómago.

v En las terceras y cuartas oportunidades cuando estás enamorada.

v En el cambio.

v En los amores imposibles.

v En el presente.

v En que la realidad podía ser cambiada con mucho esfuerzo.

v En las palabras.

v En los gestos.

v En el amor eterno.

v En las intuiciones.

v En pelear contra todo para lograr los objetivos.

v En lo inevitable de volver.

v En lo débil de mi pensamiento.

v En que la cárcel me la imponían otros y no yo misma.

v En la catarsis escondida en las canciones.

v En la lentitud.

v En el otro deja vu.

v En los monstruos debajo de la cama y en los fantasmas en el placard.

v En que la niñez no iba a desaparecer nunca.

v En la necesidad de alguien.

v En que nunca más iba a caer en este pozo.

v En el nihilismo.

v En los puntos finales.

v En las comedias románticas con sus finales estáticos.

v En los balances de la/mi vida.

v En la imaginación.

v En que la inspiración cae del cielo.

v En que mis ideales son inamovibles.

v En los finales felices.

lunes, 8 de febrero de 2010

La rodea la hipocresía. Aumentan las voces para llamar su atención; escucha ese ruido molesto, agudo e insoportablemente pesado. No es posible librarse de tal peso, de tanta realidad. Cambian los sentidos, los latidos. La siguen e intentan mimetizarse; logran llegar a aquel precipicio que consideraban incuestionable. Una oscuridad tapada con pequeños puntos brillantes que no alcanzan a disfrazarla. Todo es falso, y se sabe. Y si los otros decidieran seguir a pesar del riesgo de caer, lo obvio es seguir caminando, ser parte de tan inoperante multitud. Y si el cansancio por lo tan poco singular aparece, debe ser retenido; lograrlo es ganar. Y si se decide parar, se carga con el peligro de ser arrojado hacia la corriente. No se acepta la honestidad. Tanta simulación no sirve para tapar a situación tan patéticamente simplona, sin gracia. Ya no se quiere llorar, ni reir, ni nada. Se paran y se desmoronan en la nada mundana; y así seguirán hasta que se adapten o mueran. Definitivamente mueran.

martes, 2 de febrero de 2010

Me he preguntado muchas veces el por qué de mi historia, la sucesión cíclica de eventos que están destinados al fracaso. Me pregunto y respondo siempre lo mismo: porque me lo merezco. Tantas situaciones apresuran el fuego y lo obligan a morirse de sed. No existe un solo párrafo u oración que me ayude a describirnos; no existe el pasar por todos los cambios sangrantes pero invictos. Y hay tantas cosas nuevas que he dejado pasar por tanto pasado. Ya era hora de dejarnos ir, de entender que no se puede salvar lo que no quiere ser salvado. Ayudame a destruirnos para preservar lo poco que quedó intacto, ayudame a no esperarte, a imaginar un futuro alejado uno del otro.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Con el silencio de su lado, escribió. Intentó volcar tantos segundos en el papel. La tentación de no callarse nada la controlaba. Sin embargo, algo así como un respeto surgido de alguna gastada moral se le plantó adelante impidiéndole avanzar. “Es historia vieja”, le dijo, “vieja y gastada”.

Pocas luces la habían iluminado como aquella, pocas personas. Sabía lo que le esperaba, por eso decidió la forma más fácil. Lo vió avanzar entre la gente y la petrificó su mirada, su viejo yo se filtraba en el desconocido que la saludaba. Lo sabía, desde antes lo sabía, desde la despedida, su muerte. Pero la ausencia le daba esperanzas, alimentaba el fuego y los recuerdos, y sabemos que es tan fácil hacerlos volar, porque siempre se le olvida explicarles que el aterrizaje va a ser doloroso… y de nuevo, cuando pueden y los deja, suben sin parar.

Este recorrido familiar la cansa y exaspera, pero lo vuelve a hacer en una búsqueda desesperada de encontrarse, de entenderse.

Volvió, pero su parte conciente sabe que ya no importa, que no sirve, que tiene que irse, pero esta vez para siempre. Se sabe harta de sus juegos, de su supuesta profundidad que oculta la fría insatisfacción ante lo simple y hermoso. Siempre necesita más, no valora ni le importa.

Recordó lo que él le había pedido… que dejara de volar, que abandonara la imaginación en un rincón, que viviera mientras podía, que se esforzara por encajar en su mundo, el venenoso y pérfido.

Su nueva fuerza se debate entre ganar o dejarse vencer, entre llorar o hacerle frente. Ya no ve nada más, la ciega el impulso desviado, el que nunca coincidió con sus intereses.

Ahora viaja, el recorrido es fantástico, los sueños se adelantan y la superficie deja de ser el interés principal. Viaja. Una guitarra suena cerca de ella, la sigue y la encuentra. Ahora lo vé, se acuerda de todo esto…de todo aquello.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Angel caído

Llora por su ángel caído, su compañía, su amor. Los rayos fulgurantes se deshacen en sus alas quebradas, enfermas de agonía y pesadumbre. Respira entrecortadamente, trata de hablar y puede. La luz… menciona la luz, aquello radiante que la deslumbró. Qué pasa con ella, pregunta desesperada. Que no se pierda… y se apaga, y termina y explota en su desconsuelo…

La ciudad la despierta, el tráfico sigue al igual que su vida y se agrieta la negación. Se da cuenta y grita con violenta desesperación. Ya no quiere volver sin su ángel. Salta a las vías: la luz…la salvó. Y con un terrible chirrido cae la oscuridad.

sábado, 31 de octubre de 2009

Sara Bareilles - Gravity (Live 2008)

Something always brings me back to you.
It never takes too long.
No matter what I say or do I'll still feel you here 'til the moment I'm gone.

You hold me without touch.
You keep me without chains.
I never wanted anything so much than to drown in your love and not feel your reign.

Set me free, leave me be. I don't want to fall another moment into your gravity.
Here I am and I stand so tall, just the way I'm supposed to be.
But you're on to me and all over me.

You loved me 'cause I'm fragile.
When I thought that I was strong.
But you touch me for a little while and all my fragile strength is gone.


I live here on my knees as I try to make you see that you're everything I think I need here on
The ground.
But you're neither friend nor foe though I can't seem to let you go.
The one thing that I still know is that you're keeping me down

Qué hacer...


¿Qué hacer cuando lo único que se quiere es revivir una felicidad desaparecida hace tiempo?¿Qué hacer cuando la realidad se hace presente y se acaban las esperanzas? ¿Y si ya fuera el momento de hacer lo que sé que tengo que hacer?¿Y si ya no puedo alargar la mentira ni las excusas?
No es fácil dejar de aferrarse a una realidad de un año y a una idealización de otro. ¿Cómo se sigue si el fuego se apaga mientras te quema?¿Qué hacer cuando la desilusión constante ya ni siquiera me hace sufrir?¿Qué hacer si lo único que se genera es bronca, lágrimas de una furia mal retenida?

Es hora de limpiar, aunque lo doloroso sea, justamente, esa limpieza final, esa sensación de vacuidad inabarcable, de blanco.
No sé por qué siempre me he imaginado la nada como una gran habitación cuadrada, sin sombras, ni siquiera la mía, absolutamente blanca y luminosa. ¿No es mejor eso que un mundo caótico, lleno de fotografías superpuestas, oscuridad y mucho enojo?

Hace no tanto tiempo atrás, solía tener pesadillas terribles: gritos, sangre, personas cazando y aumentando el dolor. No podía moverme o levantarme, ni gritar. Lo único que me quedaba era protegerme con la mente. Me imaginaba esa habitación en blanco, aparecían manchas ruidosas que me hacían llorar; pero lo lograba, controlaba los ruidos, las imágenes de desesperación, y quedaba todo en blanco, la nada pacífica.

¿Pero acaso no dicen que la vida que tenés es la que has elegido? ¿Y si yo elegí ese desorden, esos excesos de maldad en mis sueños? Quizás lo blanco y luminoso no es lo que busco, acaso sigo buscando sufrir para vivir. Tantas veces he pisado esta tierra sin sentimientos. Toda esa parte de mi pasado ha sido borrada de mi memoria por no tener esos picos de pasión, amor, desilusión, corazones rotos... a lo mejor fue así, seguramente elegí vivir.

domingo, 25 de octubre de 2009

Medio Corazón

Miró hacia la nada, los oídos se llenaron del sonido de la multitud. Sus ojos empezaron a ver en blanco. Se desmoronó pero se veía igual, se desmoronó pero siguió sentado mirando hacia la nada.
Se tocó el pelo, su mirada se fundió con su mente. Pensaba en ella, en cómo nada era igual, preguntándose cómo habían llegado a esa situación tan infeliz.
Me miró con un ensoñamiento nebuloso. Nada le importa ya, nada. Sentía un pedazo menos, una vida mitad vacía, mitad vivida, sintiendo todo, nada, la nada. Reflexionó sobre el punto en el que estaba parado y pensó en ella.

Ella. Ella que no logró detener las consecuencias de sus histerias, no pudo con su genio ni con su amor. Y él, que soñó tantas veces con la necesidad de escaparse, de perseguir a su otra realidad, la que no eligió.

Tuvo un deja vú. Cambió de postura, incómodo. Volvió a mirarme, esta vez lo cubría todo tal manto de oscuridad que no reconocí lo que me decía, no ví lo que necesitaba.

Se sacó la mitad del corazón y la dejó arriba de la mesa. La dejó sabiendo que sólo yo podía verlo. ¿Por qué? ¿Quería empezar de nuevo? ¿Quería desaparecer? ¿Quería recuperar su mitad? ¿Y si no lo lograba? ¿Y si no era su mitad? Podía morirse, pero se arriesgó, sintió la urgencia de dejar su medio corazón arriba de la mesa.

sábado, 24 de octubre de 2009

Es hora. volvamos a terminar con tanto de vos y yo. Cansa. Ya es hora. Me recorre el frío, la certeza de la equivocación, la cobardía del cambio. Vamos a olvidar el mundo, a reclamar el descanso merecido, a saltar y correr alrededor de la tristeza. Correr y correr hasta achicarla, hasta no verla.
Vamos a olvidar el mundo, a sentarnos y ver la realidad de la soledad, los repiques insistentes de la vieja vida.
Estoy viviendo una hipocresía quemante, dolorosa, injustificada. Estoy viviendo un vacío sin fin, en donde nada vale la pena. Estoy viviendo en un mundo banal e insignificante, que gira y mata rápido, que augura y cumple lo peor.
Estoy viviendo en una mentira, usando una careta tras otra, una vida tras otra...
Pero en definitiva, lo quemante no es la hipocresía, sino, no haberme dado cuenta a tiempo. O sí, pero no verlo ni prestarle atención.

sábado, 23 de mayo de 2009

i griega

Te llamé. En medio de siete mil setecientas setenta y seis lágrimas, me vi sola; opacada por la cortina gruesa y salada e ineludiblemente sola. Te llamé sabiendo que no eras vos con el que quería hablar. Te llamé porque podía. Y jugaste, de nuevo. Y volví a entender. Y sentí el borde del pozo con la punta del pie. No me atreví a seguirte de nuevo. Estaba todo tan oscuro y frío, y hay tan pocas garantías... Y lo ví. Y sentí la necesidad de tenerlo como antes. Con él sí quería hablar. De ahora en más, siempre con él.

sábado, 16 de mayo de 2009

Todo vuelve...vuelve a ser gris

Diviso las sombras marcadas por la luz; la respiración conocida que ya no escucho; las leyes rotas que quedaron de aquel tiempo; la respuesta a todo silenciada por la ausencia; la química desaparecida por la falta de física; el paso del tiempo que resultó ser no tan lento; los acordes que extraño por haberlos criticado y apartado. Y ahora quedan las comparaciones recurrentes, esa ramada inexplorada y abandonada, la tonta capacidad para perdonar por fuera y odiar por dentro, los cambios de opinión y el vacío…
¿Se puede volver a saltar? ¿A gritar? ¿A reír para llorar? Rápidamente corro y grito y lloro de emoción y me despierto… no ha sido más que el mismo deseo que me hace ver cosas que no voy a hacer despierta. Me muevo en la resignada tranquilidad, en la resentida existencia que no deja de batallar contra los cambios. Son gérmenes de algo que nunca debió ser; se transforman en cenizas y todo vuelve… todo vuelve a ser gris.

miércoles, 8 de abril de 2009

La impresión de volver

Siento los destrozos, la indignación, la falta de consideración, la bronca no gritada, la agonía encerrada, cocida en la sangre y en la carne. Para que vuelva, para que rompa todo lo que pueda, para que el sentimiento de la nada se instale de nuevo. Hay una agitación, un temblor permanente en las manos, un escalofrío interminable que me recorre una y otra vez. Es la impresión de volver, volver a pasar por lo mismo, es la impresión de que a estos siete meses se les sumen otros siete. Sigamos, más vida desperdiciada, más lágrimas inútiles, odiadas, inacabadas. Es ese maldito paroxismo que obliga a pintar de sangre los brazos, el piso. Ya no hay nada que perder. Sigamos.

miércoles, 25 de marzo de 2009

La imaginación es subestimada constantemente. No creen en sus poderes curativos, en su tratamiento de sueños lejanos pero con una visibilidad densa, precisa por su irrealidad, perfecta por su eterno sinfín.

Nadie ve su inocencia, su contacto suave y la inevitable sonrisa sumisa que le sigue. No entienden la emoción de volver a sentir esperanzas. Falsas, pero no importa… ¿acaso había soñado con volver a sentirlas? No pedí por perfección, sólo pedí.

El juego de las miradas cruzadas ya terminó. Solamente necesitaba una mano que me ayudara a salir. Ahora sí, puedo seguir sola. Mancharme la ropa y el cuerpo de barro en el intento, hacer brotar sangre de los dedos gastados y pelear; pelear contra los truenos perdurables que retumban en mi cabeza, contra la manía de caminar en círculos y nunca ir para adelante, derecho, con inevitables y obvias anomalías pero libre al fin. Libre.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Ojitos

Consuelo a esos ojitos que me miran suplicantes, tratan de mostrarme en un segundo toda su vida. El hambre, los golpes, los abusos, el encierro y ese olor… lo siento en mi lengua, en mi garganta, nauseabundo. Miro sorprendida a esos ojitos, saben que lo han logrado, que han podido mostrarme lo que ellos han visto.
Los sollozos le dan paso a gruesos lagrimones que caen sin parar de esos pobres ojitos, trato de tranquilizarlos pero no me dejan, crean una barrera invisible a mi tacto, retrocedo.
Les pido más detalles, quiero ver más, más…

Al instante la procesión de imágenes comienza. Me cubro los oídos, que paren esos gritos, ¡que paren! Paran. Los ojitos vuelven a mirarme, esta vez impiadosos, ya han comenzado, deben terminar. Los golpes marcan la puerta, marcan la piel, marcan la sangre que ha comenzado a brotar. Ya no hay gritos, sólo un sentimiento de cansancio, de ira, de impotencia que le da el paso al sueño salvador.

Cuando ya están a salvo, los ojitos transforman el olor a alcohol y a podredumbre en el perfume de los jazmines del árbol de la señora Lalita, convierten el gusto a sangre en el sabor a magdalenas de chocolate, y buscan calmar la sed con las naranjas robadas por desesperación… vuelven los golpes. Le pido a los ojitos que paren, he visto suficiente. ¡No!, me ruegan, me miran fijamente, deben seguir; y siguen.

Cambia el paisaje, la tierra va manchándome los pies, el agua arma una pasta que los protege. Siguen caminando, tropezando, golpeándose con cosas que les devuelven los golpes, el asco, el odio por no pertenecer.

Entran al primer negocio que encuentran, roban el cuchillo, ya es hora. Vuelven sobre sus pasos, el sudor de las manos hacen caer el objeto liberador. Lo agarran, caminan más rápido, el vino ya debe haber hecho su parte del trato. Lo mira por última vez para enfocar su ira, para hacer el mayor daño posible, la cuchilla estaba afilada y cortan, cortan sin parar. Clavan su filosa punta, se mezcla con la carne, la sangre, la sorpresa y los gritos de dolor.

Los ojitos salen corriendo, su respiración acelerada se convierte en histéricas carcajadas de alivio. Se lavan en el primer surtidor que encuentran; saltan, corren, llegan a su lugar feliz, se sientan en el pasto y esperan.


Me miro en el espejo, los ojitos me devuelven la mirada. Ahora pertenezco, encajo a los ojos de todos. Pero los míos…los míos siguen siendo aquellos que vieron tanto, los únicos que se salvaban de los golpes por ser útiles para trabajar.

Fue en defensa propia, alegaron los abogados. La gente me trató como a su muñeca nueva y brillante que venía a llenar sus aburridas vidas. Me adoptaron, me llenaron de jazmines, magdalenas y jugos de naranjas compradas en buena ley.

Mis ojitos le suplican al cuchillo que termine con las dos peores vidas que le han tocado a alguien. Los cubre un tono escarlata y un brillo que antecede a la locura. Se clava… vuelvo a sentir el sabor de la sangre. Se clava de nuevo, sonrío de alivio. Por fin, voy a ser feliz.

martes, 27 de enero de 2009

No encuentro la cordura necesaria para escribir mi historia. La sentí desaparecer sutilmente cuando las situaciones fueron cambiando de un color claro al negro vacío; y no la paré, quise perderla y sentirme así, quise sufrir, escarbar y buscar los pedazos de vidrios rotos en el tajo sangriento del pecho. Cuando por fin los encontré, me dediqué a mirarlos sin moverlos, sin evitar el dolor, siendo parte de él, acostumbrándome a su humor, adaptándome a sus eternas exigencias y sed de sangre.
Fue un fin patético y lastimero, uno que no valió la pena quemante y horrorosa, fue un fin que me dejó tendida e incapaz de encontrar la paz para escribirme, describirte.

No encuentro la locura necesaria para escribir mi historia, la sentí desaparecer sutilmente…

domingo, 25 de enero de 2009

Ojos

Por sentirme sumamente identificada con su forma de pensar, por desear sobre todas las cosas mantener una mente tan positiva, por ser una completa desconocida para mí, lo que me hace respetarla más...


En el instante en el que nuestros ojos se abren al mundo, podemos percibir el olor a una dura batalla que se aproxima…
Descubrimos que poseemos ternura por la cual todo el universo conspira para evitarnos problemas, acercándonos a la picaresca alegría.
Al comenzar el camino encontramos pequeñas piedras con las cuales podemos jugar y muchas veces dejar atrás. En el transcurso de dicho camino estas piedras ya no son pequeñas y sin importancia, ahora sentimos que nos molesta encontrarlas y que nos impiden seguir hacia el fin. De esta manera llegamos a la conclusión de que el tiempo nos pasó y no retornará, y los resquicios del pasado sólo quedan archivados en nuestros recuerdos.
La vida en sí es un vaivén de alegría y tristeza, de pasión y desamor, de locura y cordura, de sentir y morir en vida.
Por estas idas y vueltas que atravesamos hallamos al tan nombrado, admirado, idealizado y soñado “amor”. Por no descubrir en él la perfección, la satisfacción que nos da, digo que el amor es dolorosamente impredecible, alegremente energizante, imperiosamente anhelado y placenteramente necesario.
Después de tantas conclusiones, puedo decir sin impedimento alguno que la vida no es sencilla, que respirar es un lujo transitorio, que hay vida más allá pero no es vida, que amar trae dolor, que soñar sin realizar derrota, que juzgar sin conocer envidia. Que siempre nuestros ojos ciegos nos impiden ver lo esencial, y lo único que nos puede salvar es jugarse siempre por lo que uno desea, porque en el último instante en que nuestros ojos permanecen abiertos al mundo, es inútil reclamarse por lo que uno no hizo, por lo que hizo, por lo que dejó ir, por lo que siempre quiso y no obtuvo, por el momento en el que le tocó vivir, porque ya en ese instante sólo se percibe el olor a nada.

Por Micaela Amadio
Ilusionario- número 14

domingo, 11 de enero de 2009

Mi milagro personal

Cerca del cielo corro, todavía no aprendo a volar. Me parece haber visto un rostro. Se marca por la tristeza y la vergüenza. Sus ojos implorantes me obligan a desviar la mirada. Sé de su sufrimiento, de su eterna estática, de la ansiedad por mostrarlo, por ser descubierto.
Me estás llevando… puedo verte. Tus ojos se van deformando, se caen, se queman. Te acercas, cubrís toda mi visión. Tan luminoso…tan iluminado, con tu aureola a media luz. Llegaste….vos, mi milagro personal.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Sobre Dreamland y su final infeliz

En algún momento alguien me dijo que había perdido algo en mis escritos. Irónicamente resultó ser la tristeza. Bien ahora… he vuelto.

Me encontré cruzando Dreamland… de nuevo. Había toboganes que terminaban en llanto, calesitas que exacerbaban la miseria, montañas rusas que producían una lucha paroxística de sentimientos inventados. El aire enrarecido de los teatros me dio repulsión, parecía que lo que había sido muy bueno por ser acogedor y familiar fue dejado de lado por algún edificio en mejor estado.
El abandono cubrió mi ciudad, mi tierra de sueños. Fue una capa visible para los que han corrido la misma suerte.
Me puse a recordar si la última vez había visto eso... no, no lo había visto porque mis ojos vieron desde otra perspectiva... me mostraron el lado verde de mi vida, el feliz.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Todavía nadie lo entiende?hay apariencias q guardar... a veces soy feliz por un rato, pero no es lo q quiero q vean. Por lo general, cuando muestro mi felicidad la tocan, la ensucian, la arruinan, como un juguete nuevo que las manos pegajosas de los niños vuelven un trasto viejo. Prefiero quedarme con mi "apasionada melancolía", con mi vida en la que las tres cuartas partes han sido sueños, y el cuarto restante ha sido un poco de realidad que me he resignado a aceptar. Y si es mi "tristeza permanente" la forma de buscar lo q necesito?y si todavía nadie se da cuenta de lo obvio?te lo digo, pero es un secreto...la felicidad no te va a caer del cielo, la felicidad... es una elección.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Carta de la que seré a la que soy (fluir de la conciencia)

El sufrimiento inventado, el que vos te imponés, no te hace crecer… perdón por la mala noticia, por esas lágrimas inútiles que no alcancé a salvar del abismo.
Las lágrimas causadas en cambio, te dejan sin aire, te duelen hasta lo físico y no se acaban hasta que vos decidas parar, te hacen querer dejar de estar y de ser, te obligan a arrastrarte.
Las lágrimas impuestas son livianas y dulces, son las que, una vez que se acaban te hacen saber que existís, que vivís, que sentís…
Cerrá los ojos, hoy van a estar secos. Tomalo como un descanso, como un sueño profundo, como esperanza. Tomalo como lo que te obligaron a hacer: olvidar, empezar de nuevo… ¿tengo que repetirlo? Nadie dijo que iba a ser fácil. La gente no piensa en vos, ni lo va a hacer… volvé a tu egoísmo, el tan criticado pero que te hizo merecedora de respeto, ese que te hizo elevarte.
Acordate de que la mayoría de las veces, las malas rachas, son evitables. Creo que el que te hizo sufrir tanto en ese momento te enseñó que no se debe depender de nadie, que no se puede confiar ni en el que CREES que es el amor de tu vida, porque corrés el riesgo de que sea uno de esos amores débiles, de los que se quiebran ante la primera distancia, corrés el riesgo sobre todo, de que él no sienta lo mismo.
Y lo sé…fue a la fuerza, y fue más doloroso, pero no iba a haber otra forma de que entendieras. Ahora…mañana, vas a ser distinta: no más lágrimas. Por varios años te van a tildar de fría e insensible: no des explicaciones. Los que critican no saben lo que lloraste en aquella época, los que hablan no entienden.
No lo culpes ni lo odies, aprendiste que no se puede obligar ni manipular a nadie para que te quiera.
Cuando esta noche apoyes la cabeza en la almohada, te vas a sentir más sola, lastimada y desilusionada que nunca. No me odies por avisarte, sólo le puse letras a la angustia que vas a sentir. Pero si te sirve de consuelo…esta va a ser la última vez. A partir de hoy ya estás sola de nuevo y lo aceptás. Dejá el dolor atrás, dejalo a él atrás…ya no vale la pena. Dormí. Te prometo que esta noche no vas a soñar…esta noche, es tuya.

martes, 30 de septiembre de 2008

No podés dejar de reír sólo porque alguien decidió dejar de estar.
No podés llorar por alguien que no lloró por vos ni imaginó tu sufrimiento.
No tenés que arriesgar nada por alguien que no supo arriesgarse por sí mismo.
No deberías esperar nada de alguien que no pudo confiar en la vida.
Basta de lágrimas. Es hora de reinventarte; llegó el momento, una vez más, de empezar de nuevo.

martes, 23 de septiembre de 2008

Isabella

Isabella se incorporó sin saber en qué momento se había despertado.
Abrió las ventanas, encontrándose nuevamente con ese cielo amarillo que la encandilaba.
La alarma de la fábrica sonó. Eran las 8 de la mañana. Buscó algo de la realidad que la había acompañado toda su vida. Rebuscó los rostros familiares asomados en las ventanas de enfrente y sólo vio gruesos barrotes recortando los pájaros que caían a pedazos ante sus ojos.
Golpearon la puerta y antes del permiso ésta se había abierto irrespetuosa.
Habló pero nadie respondió. Lloró y nadie le dio consuelo. Trató de gritar y no pudo, sus labios seguían cocidos, las muñecas estaban marcadas por el cuero, la impotencia y la brusquedad de la desesperación que se sabe inútil.
Isabella miró una vez más el cielo que estaba a punto de cambiar. La alarma volvió a sonar: eran las 8 de la noche.
Deseó dormirse de nuevo para volver a la única vida que soportaba, anheló esa vida quimérica y compañera para siempre.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Los golpes son tantos que sólo me dedico a aguantarlos; y aunque parezca, no es masoquismo ni estupidez, es esperanza; es el deseo de que ese sufrimiento que llega en una ola arrasadora y destructora tenga un equivalente que me salve la vida. Por amor u odio, por esperanza o por estupidez, aguanto.
Me obligaste a esperar sola, a cargarme encima todo lo que me toca, a veces por egoísmo, otras por consideración, otras para obligarme a ser de hielo, de plástico.
Ante esto me arrodillo y pido dejar de sufrir, pido que esas calmas tan fugaces duren lo suficiente como para cicatrizar lo que me has hecho, lo que me he dejado hacer.

domingo, 17 de agosto de 2008

Hace muchos meses decidí no escribir por un tiempo, por el simple hecho de no despertar verdades dormidas, por la tonta razón de no sentir.
Pero los que escriben saben que no es posible, que se escribe en un papel de caramelo, en el barro con un palito, en la mente; se escribe para desahogar el tapón que se forma después de tanta presión hecha en la salida.
Tener el papel y la lapicera enfrente (sí, hubo papel antes de la tecnología), hacen que me plantee más de lo normal, me obligan a formar frases, a ordenar las oraciones, a darle curso a esta tristeza que ha vuelto.
Sé lo que se viene: es esa vida a la que miro desde afuera, y ni siquiera como una espectadora VIP, no…. Más bien como la chica que vende entradas y que se queda en una desapercibida esquina.
Vuelvo al papel porque me sacan algo importante, trato de que esta hoja me ayude a pasar por la quimera que se viene, intento sobre todo entender.

jueves, 8 de mayo de 2008

Hay situaciones que proyectás, pero sabiendo muy adentro que no van a pasar, al menos no ahora. Realidades que no salieron en los diarios, cosas que ningún horóscopo supo advertirte a tiempo. Experiencias para las que no estaba preparada, no entendía, no podía preguntar.
Se sucedieron eventos encadenados que divisé al final: todo había pasado por otra cosa, pequeñas conversaciones, imperceptibles gestos, desesperación, mente en blanco que devinieron en pérdida.
Traté de mantener la última pizca de la vieja moralidad que, me guste o no, siempre tuve y ahora escucho.
Lo único q me llega desde afuera es un rápido y cansino “ya fue”, pero desde adentro… ¿quién me ayuda a tranquilizarme? ¿A quién le importa si no es a mí que lo viví, lo sentí, te vi…
Perdón…no mucho más.

domingo, 6 de abril de 2008

Cuento

Estuve pensando seriamente, calculando los riesgos y tomando algunas precauciones. Decidí escribir un cuento en capítulos cortos. No sé si voy a continuarlo, lo intentaré. Mientras tanto...acá está el primero:

Capítulo I

Caminé con los ojos cerrados por el cordón de la acequia, toda una aventura considerando el grosor del pequeño e improvisado puente. No sabía a donde estaba yendo, nada más mantenía una fe ciega en algo que no entendía del todo.
Mi actitud ante los retos siempre había sido la misma: perseverar y llegar, dos cosas que iban de la mano en mi cabeza.
Un bocinazo me sacó del juego y me empujó a la realidad. El día estaba gris, era eso lo que no quería ver. Desde chica, los días grises habían sido premonitorios de algo malo, sería por eso que los inviernos los padecía con intensidad. Y en verano, cuando había un día que opacaba el sol era peor, porque lo malo rompía el orden natural de las cosas. Así, un día gris de verano el amor me echó de su casa y cerró de un portazo, otro me atropelló un auto que hizo que nunca más volviera a correr y otro, te conocí.

(Continuará....o no)

lunes, 31 de marzo de 2008

Mi forma de ver la vida, hasta hace un par de horas era cursi, incluso presuntuosa. Pensaba que mis gestos iban a valer para recibir algo más o menos parecido; intenté contagiar, pero eso sería cambiar, descuidar la idea de que hay que aceptar, pelear contra lo inevitable en vez de sacarle algo por más mínimo que sea; supuse que mi renovación constante iba a servir para mantener un optimismo difícil de encontrar… pero siempre y a determinada edad, una cae en esta realidad seca, en estas ganas salitrosas. Así, ese optimismo resultó ser el término de una inocencia que sólo los tontos (o los muy inteligentes) no se resignan a dejar ir, el final maldito de la época dulce que de vez en cuando y si se quiere nos toca vivir.

martes, 25 de marzo de 2008

अद्वेरतेंइया

Decidí que no me gusta este nuevo y permanente vos, pero voy a esperar… sólo un poco más. En un futuro no quiero búsquedas de porques, ni mentales ni reales. ¿Ves cómo funciono? Bastante fácil y predecible: me alimento de lo nuevo y me mato en la rutina. La comodidad que pregono no es mi lema, la tranquilidad que muestro es el cilindro de cristal en el que guardo mi aburrimiento. Aparento debilidad interna pero todavía no entendés que la vulnerabilidad que te atrajo… esa es mi máscara, no la seguridad. Al final, se descarta lo de afuera por creer que lo que uno muestra como interno es lo real. ¿Nunca se te ocurrió que podía ser al revés? Que todo fue para que nunca me conocieras/n realmente… Así van a quedar las cosas: voy a pelear por lo que creo que quiero. Espero que mínimo, iguale mis expectativas, ni una menos. Ya no más.

sábado, 16 de febrero de 2008

Puede haber sido cualquier motivo, pero la sensación fue la misma: la certeza de que algo no estaba bien, la revuelta de un cambio (en un futuro sabría si era para mejor o para peor). Me sentí mal, sin vueltas y entendiblemente mal. Caminé por toda la casa manteniendo mis dedos lejos de las teclas, no quería dar más razones para que el cambio se acelerara.
Y si… tengo el periodo pre, actual y pro de sensibilidad, soy así y he tratado (algunas veces menos que otras) de superarlo, pero es que conociéndome, sabés que es muy difícil, es como ser otra, y es ahí cuando entra el problema: porque la verdad es que aunque me pase los días renegando de mí por defectos que otros vieron, cuando se me ofrece ser realmente otra, mi sombra disminuye atrás mío, mostrando mi estado de narcisismo innato, negado e innegable; cambio repentinamente de parecer. A veces…me gusta ser yo.

lunes, 28 de enero de 2008

Para mí... De mí


Me sentí distante, sola; una soledad inquieta pero sumisa… Soñé con un día así; un día en el que mi cuerpo me quedara bien; un día en el que las nubes no opacaran la lluvia. Soñé con un resplandor pero no con un túnel. Soñé con las caras familiares que no iba a volver a ver y con las desconocidas que se cruzaban por mis ojos todos los días. Soñé con esa voz que tanto mal me hizo… me daba ánimo. Soñé con ese futuro cercano. Soñé con vos, algo nuevo, sin dolor. Soñé con estas palabras, me marearon, quisieron salir…

jueves, 10 de enero de 2008

Descubrí q mi obsesión de que cada cosa estuviera en su puesto, cada asunto en su tiempo, cada palabra en su estilo, no era el premio merecido de una mente en orden, sino al contrario, todo un sistema de simulación inventado por mí para ocultar el desorden de mi naturaleza. Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno. Descubrí, en fin, que el amor no es un estado del alma sino un signo del zodíaco.


Memoria de mis putas tristes
Gabriel García Márquez

sábado, 15 de diciembre de 2007

Me gustaría...

A veces me gustaría haber cambiado, madurado, sentir de otra forma, tener la paciencia que me tienen.
Me gustaría desahogarme de alguna manera en donde encuentre tranquilidad sin molestar ni perjudicar a ninguna persona que me rodee.
Esta noche me gustaría poder dormirme y no despertarme. Es un modo de suprimir mis desplantes, mis caprichos…
Surge el miedo de seguir siendo igual, de no cambiar nunca por nadie ni por nada.

martes, 11 de diciembre de 2007

No entiendo esta tristeza que me ha invadido de repente. Y son las peores, porque es imposible buscar la solución cuando no se sabe la razón; sólo queda esperar que caiga sola, o que pase la depresión.
Anoche logró sacarme lágrimas vacías de contenido, débiles, confusas. Busqué inútilmente un consuelo, rogué por el sueño pero llegó tarde, cuando ya había llorado mucho, cuando el alivio terminó siendo el cansancio mismo.
Alguna vez escuché que se duerme para no pensar en no querer vivir, para aguantar la desilusión, el dolor, el desconsuelo. Últimamente mis noches y partes del día estaban siendo usadas para eso. Espero que pase, que termine, que no vuelva. No es bienvenido.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Esa noche...

Te extraño, estás lejos, en algún sueño, en una realidad inalcanzable. Pero te cuido, es una promesa implícita que se le hace al amor. Es un pacto silencioso para que aparezca, se quede, dure.
Te miro, no me ves, se imprime en tu cara la tranquilidad que antecede a volar, a vivir con la mente.
Te beso, lo sentís y lo alejás. Necesitás mantener los ojos cerrados para mirarme más tarde, para sentirme después.
Rápido, deja que venga, deja que entre, es un invitado mío, acá se queda, así funciona.
Busco un abrazo que se desvanece antes de llegar. Hoy faltan ganas, vamos a dejar actuar al entendimiento. No…al instinto no, ese lastima, hace creer cosas. Entendelo, es desánimo…

martes, 4 de diciembre de 2007

Pensamientos recortados II


Hoy me desperté con ganas de recortar más pensamientos. Acá están:
La luz está prendida y no veo el sueño. Que dolor quemante, pero valió la pena; porque lo vivido no es intercambiable, lo sufrido no es comprado, la libertad de acción deja límites infranqueables.

No lloro no porque no quiera, sino porque no lo necesito, y sufro poco, porque evidentemente soy más fría de lo q todos pensamos.
¿Porque será que a veces la tristeza se cuela por cada nimio resquicio de nuestro ser? ¿Para que soportar arbitrariedades sin sentido?
La completa seguridad lleva a la rutina muerta, y a nosotros nos falta mucho por experimentar…
Soy así, loca de los detalles, con secretos de profesión e imaginación.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Necesidad de escribir (eternas contradicciones)

A veces pienso que me bastaría con (lo que yo pienso como) algo espontáneo. Escribo esto ahora porque en mi mundo no existe otra forma de canalizar la desilusión. Los reproches no sirven. No debería comparar, ni esperar, ni sacrificar pensamientos; tendría que encauzar mi cabeza hacia un solo lugar, hacia lo principal en este instante.
Algo de tranquilidad está llegando…algo.
He sentido tantas veces que mis estructuras caen porque lo único que quisiera es vivir un poco más el ahora. Ir a algún lugar que me guste mucho cuando tenga ganas, no cuando pueda. Quisiera que el tiempo dejara de ser mi límite sempiterno; que las necesidades predominen ante las obligaciones; que este sueño concreto sea vivido con plenitud.
Coexisten situaciones que me exasperan, que hacen que me agarre la cabeza por no poder solucionarlas, por esperar en vano gestos que no van a llegar porque…no son sentidos de la misma manera.
¿Acaso no es lo que constantemente decimos? Siempre hay tiempo para todo, siempre. Basta con organización, con saber que no estás solo/a, con entender que hay espacios que deberían ser dados.
Quizás lo difícil es aceptar el cansancio, la rutina, lo nuevo, la esencia de otra persona al lado tuyo. Pero siempre llega a mi cabeza, y con esto termino: "A lo mejor resulta bien"

jueves, 22 de noviembre de 2007

Me produce terrible choque leer algo que han escrito como se habla actualmente: mal. Quizás sea por eso que aparento una profundidad chata, curvas de textos indescifrables para ojos forasteros.
Nunca me animé a tomar ese desafío, el de aferrarme a un pedazo de realidad y escribirlo como realmente lo pienso; será porque tengo miedo al fracaso, al desengaño de una pasión.
Alguien una vez me preguntó por qué consideraba todo lo mío como algo trivial, insignificante. Mi única respuesta fue: “porque necesito una motivación para llegar a ser mejor”. No se que tanta verdad habrá en eso, quizás fue sólo la vergüenza de descubrir que mi vida es una imperecedera insatisfacción.
Alguna vez pensé cambiarlo pero el deterioro me invadió y la inspiración me abandonó.
Sólo queda aceptar las condiciones: “ni mucho, ni tan poco”.

lunes, 19 de noviembre de 2007

me odio

¿No te pasa a veces q te cansas de vos? ¿Que necesitas un respiro de verte la cara todos los días, a toda hora? ¿No estas harto de cargar siempre con lo mismo desde hace 20 años y lo q quede por cargar? A mí si...me canse de mí.
A veces me gustaría dejarme en mi casa, cansa llevarme para todos lados. Creo q necesito unas vacaciones . No tengo ganas de verme por un buen tiempo.
Pero que destino nefasto me ha tocado, cargar conmigo siempre, sin otra solución que aguantarme.
Pero a veces me da por pensar que si no me aguanto a mi misma, ¿cómo aguanto a los demás? O no, mejor…si no me aguanto a mi misma q es la q esta en relación con los demás, ¿cómo hacen los demás para aguantarme a mí?
Lo coherente sería pedir por respuestas pero como probablemente no sean ni honestas, reales, entendibles y/o satisfactorias…no tengo ganas de escucharlas/leerlas.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Las dudas le dieron paso a la triste y resignada realidad que no vi por ciega, por ilusa. Le debés al olvido la última cuota de cancelación. Parece que no estás dispuesto a pagarla.
Una vieja sensación de seguridad pelea contra todo lo nuevo que se puede haber construido. Espero que las bases sean lo suficientemente fuertes como para soportar esta tristeza silenciosa.
No quiero explicaciones ni reproches, vos también estás ciego, y por más que quisieras, no verías la verdad. Soy una pantalla un poco más gruesa de lo común… no va a pasar mucho tiempo más, ya vas a llegar al final.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Decidir avanzar es difícil. La cabeza se llena de contradicciones innecesarias pero duraderas. Dar todo por terminado para ver más allá, pasa de largo cuando nos aferramos tan inútilmente a eso. Vivir para sentir, ése es el lema, esa es la nueva historia.
¿Para qué quedarte acá estancada en él? ¿Para que vivir de recuerdos cuando las circunstancias presentes se están construyendo para un futuro único y definitivamente mejor?
Pensá en esa frase tan escuchada y ahora adaptable: “Los años no vienen solos”, en este caso, el tiempo te trajo experiencia, la vida una felicidad transitoria pero contundente. Dejálo en el recuerdo, algunas cosas es mejor guardarlas y sacarlas cuando tengas la mente lo suficientemente fuerte para superarlo.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Existen dando vueltas por la realidad invisible sonidos eternos, inconfundibles, escondidos en algún rincón polvoriento de nuestra cabeza.
De repente, el sonido más mundano de autos presurosos, de ambientes saturados, de espacios solitarios y abarrotados de gente, resultan conocidos de algunas vacaciones con la familia, una familia prácticamente quebrada por los desatinos de algún miembro de ella.
En esos momentos, junto con los sonidos y todo lo que nos rodeaba, se fabricaban sueños. Incumplidos la mayoría y ya olvidados, porque de tan insatisfechos con la vida decidieron tirar la toalla, ceder a la presión.
Lágrimas corren delante de los recuerdos, les ganan, los esperan, los potencian… un minuto de silencio por los sueños abandonados y al final muertos. Respeto ante la esperanza desaparecida.

viernes, 26 de octubre de 2007

Cuando pasó me obligué a dejar de sufrir, de llorar, de sentir. Ahí empezó esa pelea, ese conflicto interminable conmigo misma.
Siempre fui una persona sensible, de buen carácter aunque algo incontenible; en pocas palabras, saltaba con facilidad. No lograba conseguir esa paciencia, esa espera a que todo se calmara.
Con ese sentimiento de apatía externo luchaba mi interior. Algo así como la banal guerra entre hermanos; algo así como la guerra y punto.
Y es que realmente había sido así: dos cuarteles enemigos y un mismo general que recibía órdenes de una misma cabeza.
Antes de que pasara sufría de soledad; apenas pasó, un remolino de sentimientos comenzó a invadirme: había mucha esperanza y tristeza, incredulidad, algo de rencor, otro poco de paz, pero ese pasaba inadvertido, no podía sentir paz, no estaba dando la décima oportunidad.
Y al final, antes de esta apatía estéril nació el odio. El odio hacia él por no haberme querido en serio, y el odio hacia mi misma por haber llegado a una sensación tan rastrera como esa, como ese.
Me pregunté muchas veces en quién me había convertido. Por qué había estado dispuesta a cambiar lo mejor de mí; para qué si eso había sido la bomba de tiempo que terminó por estallar.
Maldita y mil veces odiada inseguridad. Llegó para destruir ese castillo de humo, con bases de aserrín y unas brisas rojas y verdes tan suaves que resultaban imperceptibles para el resto. Con qué derecho había llegado a apoderarse de tanto, de tan poco… “Me llamaron” dijo muy convencida la inseguridad. “me obligaron esas de ahí, las dudas”. Malditas dudas me dije, quién les dio el derecho de meterse en mi cabeza. “No fue nuestra culpa” respondieron presurosas, “fue más bien una actitud egoísta de ese, tu cuartel general: el corazón”. “¡Maldito corazón!” exclamé exasperada, “¿Quién te dio permiso de sembrar esas dudas, que devinieron en inseguridad y que fue la bomba para destruirlo todo?”
“No fui yo” dijo el corazón, “fueron esas efímeras oportunidades, las falsas, las que nunca estuviste dispuesta a dar”
“No es mi culpa” le dije contrariada” yo estaba en mi derecho de…”. “Destruir” me dijo mi cabeza sin rodeos. “No hay apatía, ni exterior o interior. Tu conciencia estuvo lúcida. No hay culpa, sólo destino, sólo el ser, sólo el nunca será”
Caminé entonces por esa avenida llana, sin movimientos bruscos, sin sal para resbalar por mi cara, por mis labios, sin entender el estremecimiento que ya no me quería dejar ir.
Saludé sin acertar a quién, y volví a ser el mismo ser mecánico de siempre. Ese tan aborrecido por su vulgar rayón en la normalidad. Seguí mi vida sin siquiera darme por enterada de que no iba a ninguna parte.

Felicidad

Es inestable. Ciertamente, no se puede confiar en ella. Pero existe esa trampa en la que caemos, la que nos hace sentir que por fin empezó nuestra vida perfecta, sin darnos cuenta de que la perfección se hace de imperfecciones, de lo diario y normal.
Nos aferramos a ella como al último hálito de vida de alguien muy querido. Mantenemos una absurda obsesión por trabarla en nuestra casa, en nuestro cuerpo; ahí es cuando deja de ser buena: cuando para el auto mal estacionado y se baja de nuestra vida, dejándonos desamparados bajo la lluvia de realidad. Cae con fuerza y trae gritos incomprendidos, decididos a no soltarla, y rayos que parten la esperanza que había llegado con la frase: “me hacés muy feliz”.
La felicidad no empieza por ser adquirida a cualquier costo. No se trata de pisar cabezas y destrozarlas, porque en definitiva todo lo que empieza mal va a terminar peor.
Mejor empezar derechos, porque es mentira que la felicidad se esfuma, como también lo es que te espera. A la felicidad no le ponés límites: llega cuando tiene que ser, y se va de la misma y silenciosa forma.

martes, 23 de octubre de 2007

Para mí, para los que se quedaron

Va a invadirme la histeria, sin filtros, la actitud de choque, el convulsionado llanto, la inexplicable sucesión de hechos, la natural sucesión de hechos.
Aparecerán las caras resignadas, con la tristeza impresa más allá de cualquier otro sentimiento; los recuerdos ante todo, en cámara lenta, como si fuera yo la que se estaba perdiendo allá, en donde nadie lo alcanza.
Odio saber lo que se venía sin esperarlo e intentar revertir el tiempo: el
seis en el doce, el tres en el nueve para poder sujetar las horas, para retenerlas, para aprovecharlas.
Surgen los planes tardíos con la conciencia saturada de culpa: culpa ante tanta soledad causada y evitable.
Mantengo los ojos secos para ver lo que se fue, para ver a los que se quedaron con el alma fuera de los cuerpos inmóviles, inservibles y vacíos.
Camino por los lugares ya marcados por una presencia perenne, se destruye lo cotidiano para arribar en el llanto. Todo hasta que la superación o la otra muerte llegue, la que provoca ese negro impenetrable en tus ojos.
La botella se va vaciando de a poco, el agua se desvanece, el polvo la apura y nadie se molesta en evitarlo.
¿En qué momento el quiebre permite volver a lo de todos los días?¿Cuando la llanura en tu mente va a permitir que se vaya? Terminó su noche, ya puedo dormir, ya puedo soñarlo.

Agosto de 2007

sábado, 13 de octubre de 2007

El cursor titila de forma insolente, quieta y desafiante. Se desliza suave sobre la irrealidad virtual. Algunos lo ven como un don, yo mantengo que es una maldición.
Parece ser que la normalidad no es suficiente, que lo común, diario, rutinario o lo que sea, no me llenan como deberían. Escapa a mi entendimiento el atinar en el teclado.
Más que nada, parece que van solas, caminan e invaden. Se forman en mi cabeza para despedirse dos segundos después.
Cuando la incoherencia empieza a tomar el papel protagónico, decido parar, decido seguir. Me obligo a decir que nadie tiene que entenderme; pero a veces resulta necesario no dar explicaciones, no girar demasiado al ritmo de este desahogo imperioso, a veces la tranquilidad, la seguridad, se hace desear; lamentablemente la paranoia ocupa su lugar feliz de volver. A veces, tarda años en irse, otras, encuentra una muerte abrupta y veloz. Hoy... espero eso.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Alumnitos


Que situación (a falta de una palabra mejor) increíble. Parece que hoy, la suerte (de la mala), se había quedado con nosotros cómodamente acurrucada en nuestros planes. Respiró tranquila mientras el humor se aceleraba al punto de no querer volver a vernos, de hacer renacer odios despiertos pero bien ocultos, de suplicar al día, a la vida, a Dios y/o a quién fuera más efectivo por una solución.
A pesar de todo, nunca llegó.
Y él, tan feliz con su mentira gritada a los siete vientos, con sus paralelismos obvios para nosotros, confusos para él, tan feliz recorriendo el mundo como si fuera tan poca cosa que los llantos empezaran a brotar, los pelos a suicidarse y las uñas a llenarse de ajenos…
Salta a la vista el ensañamiento inmoral de reverendo individuo para con nosotros, cinco personas tan inocentes que inspiran vergüenza, tan abatidos que inspiran desconfianza, con tanta desolación que lograron un miserable y tacaño tres.

martes, 9 de octubre de 2007

Angel




No es a modo de justificación. Más que nada… soy así, dueña de un alto grado de enajenación mental. A veces reniego de mí, de yo, de esta yo: una efímera y constante ida y vuelta, soledades repentinas y mis lápices de cartón queriendo escribir una historia que se esconde acá mismo.
Muchas veces me he encontrado caminando por ruinosos lugares en los cuales cumplir mi penitencia. Descubrí imitaciones reales de luces azules y verdes cuando sólo busco luz blanca, pensamientos extraños que se asemejan a inentendibles fragmentos de inentendibles libros, claros ejemplos de una locura que me niego a dejar ir.
Un ángel que busca, pide, llora y no lo ves… ya es hora de que lo dejes salir, llegó el momento de aceptarlo con todo su equipaje.

domingo, 7 de octubre de 2007

Para un futuro papá

Sin aviso alguno, va a llegar un momento en el que vas a tomar un camino con la certeza de que tu vida está por cambiar para siempre, que radicalmente vas a dejar de ser ese para ser este. Y ni siquiera es una elección puramente conciente. Son sólo las ganas de recorrer lo que te toca, de conocer la razón de ser, de estar y vivir.
Cuando ese día llegue, vas a mirar atrás pensando en que todo eso que hiciste mal y todo lo que hiciste bien tuvo que existir para desembocar acá. Ni siquiera te acordás de los arrepentimientos, trabajaste y sufriste tanto… armaste planes, la cuidaste, valió la pena. No hay nadie como él para igualar la felicidad a la preocupación, nadie como él para crear esa sensación que nunca más te va a abandonar, pero que agradecés con toda el alma, con todo el amor que te generó. Te merecés esa felicidad, suerte en esta vida que desde ya te ha dado tanto.
Supongamos que lograste cumplir el sueño frustrado, la cuenta pendiente… ¿Qué se siente? Además de rimar, mantiene un aire de reflexión. Probablemente ya hayas encontrado otra cosa sin realizar, otro motivo por el cuál seguir. Podríamos decir que esta dialéctica forma de vivir es cansadora, que todo sea un eterno comienzo y un inacabable fin, aburre. Cambiemos de perspectiva, ¿para que mantener esas posturas tan faltas de emoción y movimiento? Si nos desviamos, puede salir mal pero la adrenalina es impagable.
A ver un ejemplo: es entendible si alguna vez, después de determinada cantidad de fracasos pensáramos que es inútil enamorarse, que resulta insoportablemente doloroso que las cosas se acaben, que nos volvamos (y nos traten de) locas: por las actitudes, por las vicisitudes que acarrea el arriesgarse en algo. Quizás no se aplica el ejemplo a la explicación, será porque me considero una delirante innata Es fácil hacerse la desquiciada para lograr diferenciarse del resto de pulposos cerebros llenos de materia rosa, es difícil serlo realmente, es complicado hacerse entender. A pesar de todo, debo decir que no me fue tan mal, que lo que antes resulto ser una maldición, resulta ser ahora, una recompensa por algún esfuerzo hecho, esporádicamente, a lo largo de tan corta vida. Acá termino, sin terminar la idea. No se porqué se borró. No debe haber sido importante.

jueves, 4 de octubre de 2007


Caminando me di cuenta de que, a mis ojos, las cosas estaban más verdes. Sí…más. Y me sorprendió, de alguna forma, el salto que dieron los sentimientos, los acontecimientos. Cambiaron de punto de vista. Pude comprobar y reafirmar que las segundas oportunidades sí existen, sólo hay que elegir a quién dárselas.
Y todo por un simple “te quiero” dicho al oído, o una llamada que sorprende cuando el día parece no acabar nunca.
Después llega la sonrisa interminable, los comentarios ante la rareza del buen humor que no aparece demasiado seguido, los sueños, las almohadas perfumadas y la música especial.
Puedo ver que los planes a largo plazo no son necesarios, que las determinaciones y la seguridad le dan la mano al tiempo. Así que nada más queda vivir, acompañar a los días y “sacarle jugo” a lo que tenemos hoy.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Una trata incansablemente de no aburrir, de no deprimir, de no generar cuestionamientos en la vida de los pobres desafortunados que caen por acá. Pero resulta imposible, las identificaciones me invaden, las frases tristes se manejan a su antojo por todo el sitio, y lo peor de todo es que las vivencias se adaptan a las ideas. ¿A donde se habrá visto que unas pocas ideas puedan contra 20 años de realidad ininterrumpida? Al parecer, acá. Con blanquecina indiferencia me miran, con altivez… se quedan.

martes, 18 de septiembre de 2007

Coldplay - Green Eyes

Existió en algún momento una burbuja en donde vivimos por un par de meses. Con suposiciones tan lejanas, que la preocupación estaba de más.
Hoy, resulta extraña la convicción eterna de trizas, de pseudo llantos, de ojos caídos…
Intenté publicar sólo la canción pero… la tecnología me puede. Sacando un par de frases, este tema me transporta a situaciones inolvidables pero quebradizas. Peleo por lo inolvidable.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Miedo

La intención era escribir sobre el miedo. Darle un misticismo al principio, que la imaginación de posibles lectores fluyera. Inútil cuando la inspiración no es más que un débil reflejo de lo que debería ser.
Escarbar sobre lo muerto, para que los sentimientos salgan, corran y lloren…ningún sentido aparece.
Más allá de eso… recorriendo la red, descubrí algo, de autoría desconocida... ahí va la parte que me gustó, y así termino… con la pareja perfecta: hola y adiós.

“Estaba pensando en aquél mortal con ojos de otro ensueño ámbar a quien no le había dicho adiós.Pensé que de ese modo era menos complicado, como detener el tiempo en una eterna esperanza de volver a abrir un día el diálogo para preguntarle ¿cómo estás?Quise quedarme sin un adiós, sin saber si sigue vivo siquiera, sin despejar las dudas sobre su existencia.Aquellas son las situaciones de decisión absoluta: todo o nada.Dejarlo todo, cuando sólo se tiene a medias...nada.Tal vez la vida no esté hecha para decisiones absolutas, cuando siempre es cierto que no se puede tenerlo todo.”

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Delirio absoluto

Es un sentimiento infinito, algo así como querer hacerlo para siempre, querer sentirlo para todo lo que queda de vida y la eterna muerte. Lo demás no importa demasiado, son cabezas para cortar, gente para admirar y sin muchos logros propios, no más que lo que nosotros tomamos como algo nuestro, como algo esplendoroso, único, sin mirar alrededor en donde hay cosas únicas en serie de millones.
La verdadera capacidad reside en hacerlo sin pensarlo, miles de ideas están siendo disparadas de uno a otro lado en tu cabeza, pero nadie se pone realmente a escribirlo, sólo los genios, sólo los valerosos, q arriesgan todo, mandan a la mierda a la sociedad con sus reglas súper establecidas, súper inservibles, rígidas de más, sin mucho más q hacer q sobrevivir.
Vivir se le podría llamar a otra cosa, a otras capacidades para desarrollar. No quiero mirar, es todo nuevo y tan viejo, ideas acartonadas, escondidas sin ganas de ser plasmadas, aburridas de esperar, casi casi invisibles. Hasta q llega un día en el que todos se deciden a ser y a estar. ¿Quien ha hecho algo así? ¿A quién le gusta escribir? ¿A quien le gusta sufrir? ¿A quien no? El sufrimiento es parte de la locura de vivir, de entender q estamos vivos, sino, ¿q hacemos? nos lastimamos, nos cortamos, nos odiamos para saber q hay sentimientos en este mundo, q existen, q valen.
Que estupidez la de creer que siempre se tiene la razón. Estoy harta, cansada…eso se dice, pero la oportunidad estaba, estaba dispuesta a ser dada. A nadie le importa realmente, es una loca manía que no está dispuesta a expirar. Quiere seguir, quiere sentir, quiere gritar y llegar. Lo más alto que pueda quiere llegar, igual que todos. Que todos no. A los conformistas se los conforma con poco, con nada, con eso, con todo eso, con todo esto. Es una forma nueva de amedrentar a la vida. Siempre se van a encontrar nuevas situaciones y características.
¿Quien dijo que iba a ser fácil? Si después de días y días y noches con sus noches termina todo en un relámpago. Te levantas y decís: “ya no lo necesito, ya puede morirse de verdad”.
Nada que decir ni que hacer. Esto es infinito, es la profesión mas infinita que existe, sin mucho mas que hacer, sintiendo, queriendo correr, queriendo gritar, porque me lo merezco, merezco sentir un poco mas…

domingo, 9 de septiembre de 2007

Pensamientos recortados


Una característica de mi personalidad vendría a ser la de...nunca terminar lo que empiezo. O aburrirme y terminarlo de golpe con un final que deja mucho que desear. Estas son algunas cosas que por vaga o tiempo, nunca terminé.Ahí van

Siento que hay algo que se va a cortar de golpe, que va a dejar de existir. Y no hablo de lo obvio, hay algo más. Este cuerpo, esta vida, se despega fácilmente de su lugar. Lo absoluto y completo se vuelve vacío e inexistente. De a poco, para que la tortura sea perenne.


Me permití soñar con un amor en decadencia, de antemano roto. De a poco, los sueños empezaron a romperse, radicalmente, se acabó todo.


Dejé seguridad por una felicidad efímera, seguida de un sentimiento terrible, un vacío que todavía no llena nada ni nadie...


Sentencias, condenas. Las ideas re-vuelan/volotean. Dueños de la falsa verdad requieren explicaciones a los actos de los desinteresados. Existe una cierta debilidad dentro de la supuesta fortaleza. Una fe plagada de cuestionamientos reales, tangibles, cortos de ideas...


Se largó sin pensarlo demasiado, olvidándose del odioso destino que le esperaba, tratando de no pensar en lo irrevocable que resultaba esa maldición con la que tenía que cargar.
Mantuvo cierta actitud escéptica cuando lo supo, decidiendo quebrarse cuando nadie la viera.
Malditos genes, pensó al borde del llanto. Se le cerró el estómago y la garganta, tenía que dejar de respirar. Necesitó una garantía para poder luchar, para sentirse con fuerzas a la hora de afrontar la enfermedad.
Pensó en su corta vida. No debería ser arrebatada, tenía apenas 16 años de experiencias, dramas, sentimientos encontrados y demás situaciones que se le presenta a un humano. Caviló sobre sus 6 años de profundo activismo religioso católico y se sintió insultada. Falsas columnas para armar su castillo de vida eterna, santos, vírgenes y ángeles que iban con ella a todas partes, con una sensación de protección envidiable a cualquier otra persona.



Mantuve una calma insoportable, de indiferencia ilimitada; todo para caer en la inevitable verdad que puse bajo el agua con presión.

Y cuando sentí la debilidad en los brazos, cuando nada más quedó agachar la cabeza, quedó lo obvio... tengo una enfermedad incurable, necesita una dosis diaria de realidad, de recuerdos olvidables, de la vida impiadosa.

Y fue, justamente, la falta de reproche, lo que me golpeó hasta dejarme agonizante en el espacio tan lleno y agobiante, tan vacío y desesperante.

Terminé descubriendo lo visible al resto. Descubrí que la tristeza era mi piel, descubrí que la tristeza me quedaba bien.

jueves, 24 de mayo de 2007

Of the record- Patricia Rodón

Nunca te acerqués a un escritor, no dejés que te mire a los ojos y se quede allí investigándote. Huí de su constante play, de su zapping, de sus ojos de leer; porque esos ojos sueñan en thriller, en poema, en guión.
Un escritor, cuando te mira, te ve y no te ve. Sus ojos te traspasan como un flash: te sacan fotos del alma y nunca te las muestra. Las revela, las amplía y las cuelga en su baño. Te mira días y días y noches. Piensa, todo el tiempo piensa y nunca te lo dice, y tu foto deja de ser tu foto, empieza a inventarte.
Tu cara, tu sonrisa, tu pelo, tu cuerpo ya no dicen lo que decían, sino lo que él decida que digan; y empezás a dejar de ser una persona. Sin darte cuenta te vas convirtiendo en personaje sin enterarte.
Los ojos de los escritores están en libertad condicional: espaldas arqueadas de placer, escenas de greenaway, conversaciones, puteadas, editores sin escrúpulos, dinero fantasma, cursores esperando en un write y palomas corriendo por el smog. Pasan todas juntas palabras que la literatura hará santas.
Los ojos de un escritor son una película en mute, diques a punto de romperse, pura profundidad y pura superficie. Son el brillito de las miradas de los héroes de los comics, son un bajo en una road movie, son vidrieras de librerías.
Nunca dejés que sus ojos te hipnoticen; no conocen su magia, su envés, sus cristales de kriptonita verde, su gato rondando la madrugada de tu propia madrugada.
Nunca dejés que un escritor te hable, generalmente no saben lo que dicen, disparan palabras como cowboys y siempre te matan, sos un extra.
Dicen sin querer y para cuando te diste cuenta estás pegada a él, y ni Tolkien, ni los bomberos, ni Prince, ni los marines podrán salvarte.
No lo escuches, su voz es su arma: te habla y te da forma, te seduce, te hiere, te conmina, te rechaza, te pide y te hace reír.
Nunca escuches a un escritor cuando trabaja de escritor, lo que no sabe lo inventa y todo es verosímil, aunque no sea cierto. Y llega un punto o una coma en que ni a él ni a vos te importa, basta que tenga un buen principio y un final inesperado.
Los escritores mienten todo el tiempo. Dicen que no mienten, confiesan que sólo mienten lo necesario y vos sabés que mienten, muestran su parte más humana, su hilacha, su mortalidad.
No dejés que un escritor se te acerque, tienen un imán de cartoon network, de líder, de secta suicida, y si intentás alejarte, tu futuro va a parecerse al del coyote después de un encuentro con el correcaminos, y ni ACME, ni la NASA, ni Dios tienen seguro contra ese tipo de terceros.
Los escritores te ponen en evidencia; hacen que tu debilidad, la más oculta, la más preciada salga en la tapa de un diario en braile que sólo él puede leer.
Nunca dejés que un escritor te toque, olvidate de los poderes extrasensoriales, su energía es visible y provoca quemaduras de primer grado. Tené cuidado con sus manos, son bellas y hábiles, carnívoras, conocen su trabajo de gestos, de teclados, de caricias.
Nunca volverás del beso de un escritor, nunca volverás de su lengua; sus labios pertenecen a una especia inclasificable, su boca siempre está tibia como una habitación sin ventanas. El beso de un escritor es más que una acción corporal. Un escritor no te besa por deporte, ni refugio, ni victoria; un escritor te besa porque no puede con su cabeza, con sus ganas, con su miedo. Si un escritor te besa nuca serás la misma. No te enamores de un escritor, nunca podrás olvidar, ni evitar, ni disimular sus huellas. No hay nada más difícil que amar a un escritor, no hay nada más fácil que amar a un escritor.
Reviví esa sensación, como la que tuve cuando me enamoré de alguien que olvidó amarme; como cuando se desgarra algo en el pecho pero éste sigue sano; como cuando intentamos correr en una mañana muy fría sin previo calentamiento; como cuando armamos palabras, frases, hipótesis sobre lo inexistente; como cuando prometemos algo que sabemos no vamos a cumplir; como cuando dormimos queriendo soñar con alguien determinado y simplemente no se aparece, ni siquiera en sueños; como cuando intentas entender ciertas actitudes, algunos comportamientos pero no se logra; como cuando salís corriendo para alcanzar el colectivo, dejando tus pulmones en el recorrido, para que cuando llegues te des cuenta de que está fuera de servicio; como cuando se intenta crear algo innovador y te encontrás con la misma idea ya anotada en tu cuaderno; como cuando amás, querés, apreciás y olvidás; como lo que te pasó; como lo que sentiste y pensaste; como saltar a un precipicio y querer mirar el cielo; como subir a una montaña de arena; como dormir poco o no dormir en lo absoluto; como escuchar estupideces que se meten en tu cabeza y no te dan opción al cambio; como cuando buscás cambiar y no podés; como cuando querés deja de querer a alguien pero te gusta quererlo; como reirte cuando no querés y mantenerte seria cuando no podés; como cuando pensás sólo en vos e intentás ser solidaria; como aumentar tu capacidad haciendo mediocridades; como escribir sin sentido sólo para compensar el tiempo perdido; como cuando entendés lo malo, lo bueno, lo venidero; como cortar con la inspiración; como dejarla fluir; como entender y entenderte; como decepcionar, cansar, repetir por falta de ideas; como fracasar en lo sencillo y triunfar en lo complejo; como adivinar tu futuro y el de los que te rodean; como adivinarlo porque querés controlarlo; como cuando filosofás, llorás, sangrás, jugás…; como cuando volvés, permanecés y terminás; como cuando te caes y no querés levantarte; como cuando si querés pero no podés porque te empujan, porque te faltan fuerzas, ganas; como cuando jurás y perjurás, como cuando aparentás… Momentos infelices desbordan tu realidad, momentos que te enseñan, que te enojan, que te matan y decepcionan, salidas con extraños, sanadores de almas totalmente desconocidos, fenómenos llamados amigos, saltos suicidas para ser salvado, esperanzas perdidas para ser considerado, tristeza infinita con su felicidad efímera, consideraciones futuras de un crucigrama sin soluciones… tu vida, sin saber si está bien o mal. Atrapada en la lucidez de la locura, en la cordura de tu delirio que no deja de crecer; expresiones in entendibles junto con tu propia seguridad y claridad en lo inexplicable. Un sueño que vuelve, un rencor dentro del amor y lo mejor… vos.

Cosas que me causan placer

· Saltar las baldosas de las veredas de dos en dos.
· Mirar una tormenta desde adentro de mi casa.
· Despertarme en el medio de la noche y descubrir que faltan tres horas para levantarme.
· Escribir lo primero que se me venga a la cabeza y descubrir que tiene sentido.
· Pasear por lugares que me recuerden tiempos mejores.
· Llorar soltando la angustia acumulada y reírme de alivio cuando termino.
· Caminar en las tardecitas de Buenos Aires porque tienen ese qué sé yo, ¿viste?
· Llegar a la parada del colectivo justo cuando éste llega.
· Cantar y bailar cuando nadie me ve.
· Mirar el cielo en el campo porque ahí es donde las estrellas se ven de verdad.
· Enganchar mi canción favorita en la radio justo cuando está empezando.
· Sentir adrenalina antes de salir al aire en la radio.
· Triunfar en lo complejo.
· Descubrir una estrella fugaz y alcanzar a pedir un deseo.
· Estar algún tiempo abajo del agua sólo para sentirme viva cuando el aire vuelve a tocarme.
· Entender que la vida es locura, o saber que debería serlo.
· Estar con quien yo quiera, no con quien quiera estar conmigo


Cosas que me desagradan

· Enamorarme de alguien que olvidó amarme.
· Que mi pecho se desgarre pero que, a simple vista, siga sano.
· Dormirme queriendo soñar con él y que no se aparezca, ni siquiera en sueños.
· Salir corriendo para alcanzar el colectivo y al llegar darme cuenta de que está fuera de servicio.
· Intentar crear algo innovador y encontrarme con la misma idea ya anotada en mi cuaderno.
· Sonreír cuando no quiero y mantenerme seria cuando no puedo.
· Saber que existen maneras para todo, excepto para hallar esas maneras.
· Intentar alejarme y que eso, inevitablemente, me traiga más cerca.
· Tener que pedir perdón cuando no soy culpable.
· Las mentiras mal disimuladas.
· Las verdades mal dichas.
· Tener a alguien muy cerca y darme cuenta de que es inalcanzable.
· Que me pregunten si estoy bien cuando me ven mal.

Algo de más


Hay q soñar sabiendo lo que viene. Hay que sentir, sabiendo que va a ser bueno y que vale la pena. Las explicaciones no sirven demasiado para los otros, es a vos mismo a quien tenés q encontrar, entender, explicar porque estas acá sintiendo esto, porque estás acá queriendo soñar tan alto, queriendo sentir todo lo q se nos prometió cuando llegamos a esta vida, saber descubrir cuáles son las pruebas y cuáles las recompensas, y por sobre todo, respetar, respetar el destino señalado, respetar los baches en el camino, las piedras gigantes que parecen imposibles de pasar. Entender que por algo tenés a la gente que te rodea, saber diferenciar entre lo pasajero y lo que queda para acompañarnos siempre.

Se mira al horizonte


Sorprende la cantidad de cambios q nos resignamos (arriesgamos) a aceptar. De una u otra forma, se adaptan a nuestra vida como la pieza de un rompecabezas en un lugar q, a simple vista, parece el correcto, pero q cuando se intenta poner, termina siendo el espacio equivocado. Ahí es cuando presionamos más… la idiotez humana. Aceptamos lo complejo, pero en lo sencillo mantenemos un absurdo orgullo nacido de una supuesta experiencia personal. Y se mira al horizonte, y se ve, a lo lejos, la esperanza. Pero la vemos tan inalcanzable q las fuerzas acaban un cuarto antes de llegar. Pensamos: "falta tanto", sin darnos cuenta de q nunca habíamos estado tan cerca, sin darnos cuenta de q nunca mas volveremos a estar así de cerca.

La delgada línea

Pequeñas gotas de espuma se desvanecen. La delgada línea que une la imaginación a la locura se rompió. Ahora puedo decir que estoy loca, que hay un mundo de sueños afuera, que la esencia no se termina, y que soy feliz.
Extraña y huidiza felicidad. Aparece cuando no la llaman, cuando no la esperan. En el fin se vuelve al principio, termina siendo inevitable, así como cada una de las ideas que flotan y que agotan. Gracias por haberme ahogado, porque ahora, estoy viva.

Es una vida que no alcanzó a defenderse, que no logró escapar. En un mundo de incontinencias retenidas, con grandes esperanzas, con abrumadoras lanzas que acuchillan y matan. Símbolos que vienen y van, entretienen sin entender, sin ver. Cambios que se resisten a ceder, lágrimas únicas, sustanciosas, con la melancolía impresa en ellas.
Espejos sobrenaturales, alegrías desechas. Lugares especiales, respuestas sin una pregunta que las haga temblar.
Y me encanta, y lo disfruto a cada segundo. Es una locura única y transparente, que desarma a la rutina y sus grises acompañantes.