martes, 30 de septiembre de 2008

No podés dejar de reír sólo porque alguien decidió dejar de estar.
No podés llorar por alguien que no lloró por vos ni imaginó tu sufrimiento.
No tenés que arriesgar nada por alguien que no supo arriesgarse por sí mismo.
No deberías esperar nada de alguien que no pudo confiar en la vida.
Basta de lágrimas. Es hora de reinventarte; llegó el momento, una vez más, de empezar de nuevo.

martes, 23 de septiembre de 2008

Isabella

Isabella se incorporó sin saber en qué momento se había despertado.
Abrió las ventanas, encontrándose nuevamente con ese cielo amarillo que la encandilaba.
La alarma de la fábrica sonó. Eran las 8 de la mañana. Buscó algo de la realidad que la había acompañado toda su vida. Rebuscó los rostros familiares asomados en las ventanas de enfrente y sólo vio gruesos barrotes recortando los pájaros que caían a pedazos ante sus ojos.
Golpearon la puerta y antes del permiso ésta se había abierto irrespetuosa.
Habló pero nadie respondió. Lloró y nadie le dio consuelo. Trató de gritar y no pudo, sus labios seguían cocidos, las muñecas estaban marcadas por el cuero, la impotencia y la brusquedad de la desesperación que se sabe inútil.
Isabella miró una vez más el cielo que estaba a punto de cambiar. La alarma volvió a sonar: eran las 8 de la noche.
Deseó dormirse de nuevo para volver a la única vida que soportaba, anheló esa vida quimérica y compañera para siempre.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Los golpes son tantos que sólo me dedico a aguantarlos; y aunque parezca, no es masoquismo ni estupidez, es esperanza; es el deseo de que ese sufrimiento que llega en una ola arrasadora y destructora tenga un equivalente que me salve la vida. Por amor u odio, por esperanza o por estupidez, aguanto.
Me obligaste a esperar sola, a cargarme encima todo lo que me toca, a veces por egoísmo, otras por consideración, otras para obligarme a ser de hielo, de plástico.
Ante esto me arrodillo y pido dejar de sufrir, pido que esas calmas tan fugaces duren lo suficiente como para cicatrizar lo que me has hecho, lo que me he dejado hacer.