martes, 27 de enero de 2009

No encuentro la cordura necesaria para escribir mi historia. La sentí desaparecer sutilmente cuando las situaciones fueron cambiando de un color claro al negro vacío; y no la paré, quise perderla y sentirme así, quise sufrir, escarbar y buscar los pedazos de vidrios rotos en el tajo sangriento del pecho. Cuando por fin los encontré, me dediqué a mirarlos sin moverlos, sin evitar el dolor, siendo parte de él, acostumbrándome a su humor, adaptándome a sus eternas exigencias y sed de sangre.
Fue un fin patético y lastimero, uno que no valió la pena quemante y horrorosa, fue un fin que me dejó tendida e incapaz de encontrar la paz para escribirme, describirte.

No encuentro la locura necesaria para escribir mi historia, la sentí desaparecer sutilmente…

domingo, 25 de enero de 2009

Ojos

Por sentirme sumamente identificada con su forma de pensar, por desear sobre todas las cosas mantener una mente tan positiva, por ser una completa desconocida para mí, lo que me hace respetarla más...


En el instante en el que nuestros ojos se abren al mundo, podemos percibir el olor a una dura batalla que se aproxima…
Descubrimos que poseemos ternura por la cual todo el universo conspira para evitarnos problemas, acercándonos a la picaresca alegría.
Al comenzar el camino encontramos pequeñas piedras con las cuales podemos jugar y muchas veces dejar atrás. En el transcurso de dicho camino estas piedras ya no son pequeñas y sin importancia, ahora sentimos que nos molesta encontrarlas y que nos impiden seguir hacia el fin. De esta manera llegamos a la conclusión de que el tiempo nos pasó y no retornará, y los resquicios del pasado sólo quedan archivados en nuestros recuerdos.
La vida en sí es un vaivén de alegría y tristeza, de pasión y desamor, de locura y cordura, de sentir y morir en vida.
Por estas idas y vueltas que atravesamos hallamos al tan nombrado, admirado, idealizado y soñado “amor”. Por no descubrir en él la perfección, la satisfacción que nos da, digo que el amor es dolorosamente impredecible, alegremente energizante, imperiosamente anhelado y placenteramente necesario.
Después de tantas conclusiones, puedo decir sin impedimento alguno que la vida no es sencilla, que respirar es un lujo transitorio, que hay vida más allá pero no es vida, que amar trae dolor, que soñar sin realizar derrota, que juzgar sin conocer envidia. Que siempre nuestros ojos ciegos nos impiden ver lo esencial, y lo único que nos puede salvar es jugarse siempre por lo que uno desea, porque en el último instante en que nuestros ojos permanecen abiertos al mundo, es inútil reclamarse por lo que uno no hizo, por lo que hizo, por lo que dejó ir, por lo que siempre quiso y no obtuvo, por el momento en el que le tocó vivir, porque ya en ese instante sólo se percibe el olor a nada.

Por Micaela Amadio
Ilusionario- número 14

domingo, 11 de enero de 2009

Mi milagro personal

Cerca del cielo corro, todavía no aprendo a volar. Me parece haber visto un rostro. Se marca por la tristeza y la vergüenza. Sus ojos implorantes me obligan a desviar la mirada. Sé de su sufrimiento, de su eterna estática, de la ansiedad por mostrarlo, por ser descubierto.
Me estás llevando… puedo verte. Tus ojos se van deformando, se caen, se queman. Te acercas, cubrís toda mi visión. Tan luminoso…tan iluminado, con tu aureola a media luz. Llegaste….vos, mi milagro personal.