miércoles, 29 de octubre de 2008

Carta de la que seré a la que soy (fluir de la conciencia)

El sufrimiento inventado, el que vos te imponés, no te hace crecer… perdón por la mala noticia, por esas lágrimas inútiles que no alcancé a salvar del abismo.
Las lágrimas causadas en cambio, te dejan sin aire, te duelen hasta lo físico y no se acaban hasta que vos decidas parar, te hacen querer dejar de estar y de ser, te obligan a arrastrarte.
Las lágrimas impuestas son livianas y dulces, son las que, una vez que se acaban te hacen saber que existís, que vivís, que sentís…
Cerrá los ojos, hoy van a estar secos. Tomalo como un descanso, como un sueño profundo, como esperanza. Tomalo como lo que te obligaron a hacer: olvidar, empezar de nuevo… ¿tengo que repetirlo? Nadie dijo que iba a ser fácil. La gente no piensa en vos, ni lo va a hacer… volvé a tu egoísmo, el tan criticado pero que te hizo merecedora de respeto, ese que te hizo elevarte.
Acordate de que la mayoría de las veces, las malas rachas, son evitables. Creo que el que te hizo sufrir tanto en ese momento te enseñó que no se debe depender de nadie, que no se puede confiar ni en el que CREES que es el amor de tu vida, porque corrés el riesgo de que sea uno de esos amores débiles, de los que se quiebran ante la primera distancia, corrés el riesgo sobre todo, de que él no sienta lo mismo.
Y lo sé…fue a la fuerza, y fue más doloroso, pero no iba a haber otra forma de que entendieras. Ahora…mañana, vas a ser distinta: no más lágrimas. Por varios años te van a tildar de fría e insensible: no des explicaciones. Los que critican no saben lo que lloraste en aquella época, los que hablan no entienden.
No lo culpes ni lo odies, aprendiste que no se puede obligar ni manipular a nadie para que te quiera.
Cuando esta noche apoyes la cabeza en la almohada, te vas a sentir más sola, lastimada y desilusionada que nunca. No me odies por avisarte, sólo le puse letras a la angustia que vas a sentir. Pero si te sirve de consuelo…esta va a ser la última vez. A partir de hoy ya estás sola de nuevo y lo aceptás. Dejá el dolor atrás, dejalo a él atrás…ya no vale la pena. Dormí. Te prometo que esta noche no vas a soñar…esta noche, es tuya.