sábado, 15 de diciembre de 2007

Me gustaría...

A veces me gustaría haber cambiado, madurado, sentir de otra forma, tener la paciencia que me tienen.
Me gustaría desahogarme de alguna manera en donde encuentre tranquilidad sin molestar ni perjudicar a ninguna persona que me rodee.
Esta noche me gustaría poder dormirme y no despertarme. Es un modo de suprimir mis desplantes, mis caprichos…
Surge el miedo de seguir siendo igual, de no cambiar nunca por nadie ni por nada.

martes, 11 de diciembre de 2007

No entiendo esta tristeza que me ha invadido de repente. Y son las peores, porque es imposible buscar la solución cuando no se sabe la razón; sólo queda esperar que caiga sola, o que pase la depresión.
Anoche logró sacarme lágrimas vacías de contenido, débiles, confusas. Busqué inútilmente un consuelo, rogué por el sueño pero llegó tarde, cuando ya había llorado mucho, cuando el alivio terminó siendo el cansancio mismo.
Alguna vez escuché que se duerme para no pensar en no querer vivir, para aguantar la desilusión, el dolor, el desconsuelo. Últimamente mis noches y partes del día estaban siendo usadas para eso. Espero que pase, que termine, que no vuelva. No es bienvenido.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Esa noche...

Te extraño, estás lejos, en algún sueño, en una realidad inalcanzable. Pero te cuido, es una promesa implícita que se le hace al amor. Es un pacto silencioso para que aparezca, se quede, dure.
Te miro, no me ves, se imprime en tu cara la tranquilidad que antecede a volar, a vivir con la mente.
Te beso, lo sentís y lo alejás. Necesitás mantener los ojos cerrados para mirarme más tarde, para sentirme después.
Rápido, deja que venga, deja que entre, es un invitado mío, acá se queda, así funciona.
Busco un abrazo que se desvanece antes de llegar. Hoy faltan ganas, vamos a dejar actuar al entendimiento. No…al instinto no, ese lastima, hace creer cosas. Entendelo, es desánimo…

martes, 4 de diciembre de 2007

Pensamientos recortados II


Hoy me desperté con ganas de recortar más pensamientos. Acá están:
La luz está prendida y no veo el sueño. Que dolor quemante, pero valió la pena; porque lo vivido no es intercambiable, lo sufrido no es comprado, la libertad de acción deja límites infranqueables.

No lloro no porque no quiera, sino porque no lo necesito, y sufro poco, porque evidentemente soy más fría de lo q todos pensamos.
¿Porque será que a veces la tristeza se cuela por cada nimio resquicio de nuestro ser? ¿Para que soportar arbitrariedades sin sentido?
La completa seguridad lleva a la rutina muerta, y a nosotros nos falta mucho por experimentar…
Soy así, loca de los detalles, con secretos de profesión e imaginación.

domingo, 25 de noviembre de 2007

Necesidad de escribir (eternas contradicciones)

A veces pienso que me bastaría con (lo que yo pienso como) algo espontáneo. Escribo esto ahora porque en mi mundo no existe otra forma de canalizar la desilusión. Los reproches no sirven. No debería comparar, ni esperar, ni sacrificar pensamientos; tendría que encauzar mi cabeza hacia un solo lugar, hacia lo principal en este instante.
Algo de tranquilidad está llegando…algo.
He sentido tantas veces que mis estructuras caen porque lo único que quisiera es vivir un poco más el ahora. Ir a algún lugar que me guste mucho cuando tenga ganas, no cuando pueda. Quisiera que el tiempo dejara de ser mi límite sempiterno; que las necesidades predominen ante las obligaciones; que este sueño concreto sea vivido con plenitud.
Coexisten situaciones que me exasperan, que hacen que me agarre la cabeza por no poder solucionarlas, por esperar en vano gestos que no van a llegar porque…no son sentidos de la misma manera.
¿Acaso no es lo que constantemente decimos? Siempre hay tiempo para todo, siempre. Basta con organización, con saber que no estás solo/a, con entender que hay espacios que deberían ser dados.
Quizás lo difícil es aceptar el cansancio, la rutina, lo nuevo, la esencia de otra persona al lado tuyo. Pero siempre llega a mi cabeza, y con esto termino: "A lo mejor resulta bien"

jueves, 22 de noviembre de 2007

Me produce terrible choque leer algo que han escrito como se habla actualmente: mal. Quizás sea por eso que aparento una profundidad chata, curvas de textos indescifrables para ojos forasteros.
Nunca me animé a tomar ese desafío, el de aferrarme a un pedazo de realidad y escribirlo como realmente lo pienso; será porque tengo miedo al fracaso, al desengaño de una pasión.
Alguien una vez me preguntó por qué consideraba todo lo mío como algo trivial, insignificante. Mi única respuesta fue: “porque necesito una motivación para llegar a ser mejor”. No se que tanta verdad habrá en eso, quizás fue sólo la vergüenza de descubrir que mi vida es una imperecedera insatisfacción.
Alguna vez pensé cambiarlo pero el deterioro me invadió y la inspiración me abandonó.
Sólo queda aceptar las condiciones: “ni mucho, ni tan poco”.

lunes, 19 de noviembre de 2007

me odio

¿No te pasa a veces q te cansas de vos? ¿Que necesitas un respiro de verte la cara todos los días, a toda hora? ¿No estas harto de cargar siempre con lo mismo desde hace 20 años y lo q quede por cargar? A mí si...me canse de mí.
A veces me gustaría dejarme en mi casa, cansa llevarme para todos lados. Creo q necesito unas vacaciones . No tengo ganas de verme por un buen tiempo.
Pero que destino nefasto me ha tocado, cargar conmigo siempre, sin otra solución que aguantarme.
Pero a veces me da por pensar que si no me aguanto a mi misma, ¿cómo aguanto a los demás? O no, mejor…si no me aguanto a mi misma q es la q esta en relación con los demás, ¿cómo hacen los demás para aguantarme a mí?
Lo coherente sería pedir por respuestas pero como probablemente no sean ni honestas, reales, entendibles y/o satisfactorias…no tengo ganas de escucharlas/leerlas.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Las dudas le dieron paso a la triste y resignada realidad que no vi por ciega, por ilusa. Le debés al olvido la última cuota de cancelación. Parece que no estás dispuesto a pagarla.
Una vieja sensación de seguridad pelea contra todo lo nuevo que se puede haber construido. Espero que las bases sean lo suficientemente fuertes como para soportar esta tristeza silenciosa.
No quiero explicaciones ni reproches, vos también estás ciego, y por más que quisieras, no verías la verdad. Soy una pantalla un poco más gruesa de lo común… no va a pasar mucho tiempo más, ya vas a llegar al final.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Decidir avanzar es difícil. La cabeza se llena de contradicciones innecesarias pero duraderas. Dar todo por terminado para ver más allá, pasa de largo cuando nos aferramos tan inútilmente a eso. Vivir para sentir, ése es el lema, esa es la nueva historia.
¿Para qué quedarte acá estancada en él? ¿Para que vivir de recuerdos cuando las circunstancias presentes se están construyendo para un futuro único y definitivamente mejor?
Pensá en esa frase tan escuchada y ahora adaptable: “Los años no vienen solos”, en este caso, el tiempo te trajo experiencia, la vida una felicidad transitoria pero contundente. Dejálo en el recuerdo, algunas cosas es mejor guardarlas y sacarlas cuando tengas la mente lo suficientemente fuerte para superarlo.

lunes, 5 de noviembre de 2007

Existen dando vueltas por la realidad invisible sonidos eternos, inconfundibles, escondidos en algún rincón polvoriento de nuestra cabeza.
De repente, el sonido más mundano de autos presurosos, de ambientes saturados, de espacios solitarios y abarrotados de gente, resultan conocidos de algunas vacaciones con la familia, una familia prácticamente quebrada por los desatinos de algún miembro de ella.
En esos momentos, junto con los sonidos y todo lo que nos rodeaba, se fabricaban sueños. Incumplidos la mayoría y ya olvidados, porque de tan insatisfechos con la vida decidieron tirar la toalla, ceder a la presión.
Lágrimas corren delante de los recuerdos, les ganan, los esperan, los potencian… un minuto de silencio por los sueños abandonados y al final muertos. Respeto ante la esperanza desaparecida.

viernes, 26 de octubre de 2007

Cuando pasó me obligué a dejar de sufrir, de llorar, de sentir. Ahí empezó esa pelea, ese conflicto interminable conmigo misma.
Siempre fui una persona sensible, de buen carácter aunque algo incontenible; en pocas palabras, saltaba con facilidad. No lograba conseguir esa paciencia, esa espera a que todo se calmara.
Con ese sentimiento de apatía externo luchaba mi interior. Algo así como la banal guerra entre hermanos; algo así como la guerra y punto.
Y es que realmente había sido así: dos cuarteles enemigos y un mismo general que recibía órdenes de una misma cabeza.
Antes de que pasara sufría de soledad; apenas pasó, un remolino de sentimientos comenzó a invadirme: había mucha esperanza y tristeza, incredulidad, algo de rencor, otro poco de paz, pero ese pasaba inadvertido, no podía sentir paz, no estaba dando la décima oportunidad.
Y al final, antes de esta apatía estéril nació el odio. El odio hacia él por no haberme querido en serio, y el odio hacia mi misma por haber llegado a una sensación tan rastrera como esa, como ese.
Me pregunté muchas veces en quién me había convertido. Por qué había estado dispuesta a cambiar lo mejor de mí; para qué si eso había sido la bomba de tiempo que terminó por estallar.
Maldita y mil veces odiada inseguridad. Llegó para destruir ese castillo de humo, con bases de aserrín y unas brisas rojas y verdes tan suaves que resultaban imperceptibles para el resto. Con qué derecho había llegado a apoderarse de tanto, de tan poco… “Me llamaron” dijo muy convencida la inseguridad. “me obligaron esas de ahí, las dudas”. Malditas dudas me dije, quién les dio el derecho de meterse en mi cabeza. “No fue nuestra culpa” respondieron presurosas, “fue más bien una actitud egoísta de ese, tu cuartel general: el corazón”. “¡Maldito corazón!” exclamé exasperada, “¿Quién te dio permiso de sembrar esas dudas, que devinieron en inseguridad y que fue la bomba para destruirlo todo?”
“No fui yo” dijo el corazón, “fueron esas efímeras oportunidades, las falsas, las que nunca estuviste dispuesta a dar”
“No es mi culpa” le dije contrariada” yo estaba en mi derecho de…”. “Destruir” me dijo mi cabeza sin rodeos. “No hay apatía, ni exterior o interior. Tu conciencia estuvo lúcida. No hay culpa, sólo destino, sólo el ser, sólo el nunca será”
Caminé entonces por esa avenida llana, sin movimientos bruscos, sin sal para resbalar por mi cara, por mis labios, sin entender el estremecimiento que ya no me quería dejar ir.
Saludé sin acertar a quién, y volví a ser el mismo ser mecánico de siempre. Ese tan aborrecido por su vulgar rayón en la normalidad. Seguí mi vida sin siquiera darme por enterada de que no iba a ninguna parte.

Felicidad

Es inestable. Ciertamente, no se puede confiar en ella. Pero existe esa trampa en la que caemos, la que nos hace sentir que por fin empezó nuestra vida perfecta, sin darnos cuenta de que la perfección se hace de imperfecciones, de lo diario y normal.
Nos aferramos a ella como al último hálito de vida de alguien muy querido. Mantenemos una absurda obsesión por trabarla en nuestra casa, en nuestro cuerpo; ahí es cuando deja de ser buena: cuando para el auto mal estacionado y se baja de nuestra vida, dejándonos desamparados bajo la lluvia de realidad. Cae con fuerza y trae gritos incomprendidos, decididos a no soltarla, y rayos que parten la esperanza que había llegado con la frase: “me hacés muy feliz”.
La felicidad no empieza por ser adquirida a cualquier costo. No se trata de pisar cabezas y destrozarlas, porque en definitiva todo lo que empieza mal va a terminar peor.
Mejor empezar derechos, porque es mentira que la felicidad se esfuma, como también lo es que te espera. A la felicidad no le ponés límites: llega cuando tiene que ser, y se va de la misma y silenciosa forma.

martes, 23 de octubre de 2007

Para mí, para los que se quedaron

Va a invadirme la histeria, sin filtros, la actitud de choque, el convulsionado llanto, la inexplicable sucesión de hechos, la natural sucesión de hechos.
Aparecerán las caras resignadas, con la tristeza impresa más allá de cualquier otro sentimiento; los recuerdos ante todo, en cámara lenta, como si fuera yo la que se estaba perdiendo allá, en donde nadie lo alcanza.
Odio saber lo que se venía sin esperarlo e intentar revertir el tiempo: el
seis en el doce, el tres en el nueve para poder sujetar las horas, para retenerlas, para aprovecharlas.
Surgen los planes tardíos con la conciencia saturada de culpa: culpa ante tanta soledad causada y evitable.
Mantengo los ojos secos para ver lo que se fue, para ver a los que se quedaron con el alma fuera de los cuerpos inmóviles, inservibles y vacíos.
Camino por los lugares ya marcados por una presencia perenne, se destruye lo cotidiano para arribar en el llanto. Todo hasta que la superación o la otra muerte llegue, la que provoca ese negro impenetrable en tus ojos.
La botella se va vaciando de a poco, el agua se desvanece, el polvo la apura y nadie se molesta en evitarlo.
¿En qué momento el quiebre permite volver a lo de todos los días?¿Cuando la llanura en tu mente va a permitir que se vaya? Terminó su noche, ya puedo dormir, ya puedo soñarlo.

Agosto de 2007

sábado, 13 de octubre de 2007

El cursor titila de forma insolente, quieta y desafiante. Se desliza suave sobre la irrealidad virtual. Algunos lo ven como un don, yo mantengo que es una maldición.
Parece ser que la normalidad no es suficiente, que lo común, diario, rutinario o lo que sea, no me llenan como deberían. Escapa a mi entendimiento el atinar en el teclado.
Más que nada, parece que van solas, caminan e invaden. Se forman en mi cabeza para despedirse dos segundos después.
Cuando la incoherencia empieza a tomar el papel protagónico, decido parar, decido seguir. Me obligo a decir que nadie tiene que entenderme; pero a veces resulta necesario no dar explicaciones, no girar demasiado al ritmo de este desahogo imperioso, a veces la tranquilidad, la seguridad, se hace desear; lamentablemente la paranoia ocupa su lugar feliz de volver. A veces, tarda años en irse, otras, encuentra una muerte abrupta y veloz. Hoy... espero eso.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Alumnitos


Que situación (a falta de una palabra mejor) increíble. Parece que hoy, la suerte (de la mala), se había quedado con nosotros cómodamente acurrucada en nuestros planes. Respiró tranquila mientras el humor se aceleraba al punto de no querer volver a vernos, de hacer renacer odios despiertos pero bien ocultos, de suplicar al día, a la vida, a Dios y/o a quién fuera más efectivo por una solución.
A pesar de todo, nunca llegó.
Y él, tan feliz con su mentira gritada a los siete vientos, con sus paralelismos obvios para nosotros, confusos para él, tan feliz recorriendo el mundo como si fuera tan poca cosa que los llantos empezaran a brotar, los pelos a suicidarse y las uñas a llenarse de ajenos…
Salta a la vista el ensañamiento inmoral de reverendo individuo para con nosotros, cinco personas tan inocentes que inspiran vergüenza, tan abatidos que inspiran desconfianza, con tanta desolación que lograron un miserable y tacaño tres.

martes, 9 de octubre de 2007

Angel




No es a modo de justificación. Más que nada… soy así, dueña de un alto grado de enajenación mental. A veces reniego de mí, de yo, de esta yo: una efímera y constante ida y vuelta, soledades repentinas y mis lápices de cartón queriendo escribir una historia que se esconde acá mismo.
Muchas veces me he encontrado caminando por ruinosos lugares en los cuales cumplir mi penitencia. Descubrí imitaciones reales de luces azules y verdes cuando sólo busco luz blanca, pensamientos extraños que se asemejan a inentendibles fragmentos de inentendibles libros, claros ejemplos de una locura que me niego a dejar ir.
Un ángel que busca, pide, llora y no lo ves… ya es hora de que lo dejes salir, llegó el momento de aceptarlo con todo su equipaje.

domingo, 7 de octubre de 2007

Para un futuro papá

Sin aviso alguno, va a llegar un momento en el que vas a tomar un camino con la certeza de que tu vida está por cambiar para siempre, que radicalmente vas a dejar de ser ese para ser este. Y ni siquiera es una elección puramente conciente. Son sólo las ganas de recorrer lo que te toca, de conocer la razón de ser, de estar y vivir.
Cuando ese día llegue, vas a mirar atrás pensando en que todo eso que hiciste mal y todo lo que hiciste bien tuvo que existir para desembocar acá. Ni siquiera te acordás de los arrepentimientos, trabajaste y sufriste tanto… armaste planes, la cuidaste, valió la pena. No hay nadie como él para igualar la felicidad a la preocupación, nadie como él para crear esa sensación que nunca más te va a abandonar, pero que agradecés con toda el alma, con todo el amor que te generó. Te merecés esa felicidad, suerte en esta vida que desde ya te ha dado tanto.
Supongamos que lograste cumplir el sueño frustrado, la cuenta pendiente… ¿Qué se siente? Además de rimar, mantiene un aire de reflexión. Probablemente ya hayas encontrado otra cosa sin realizar, otro motivo por el cuál seguir. Podríamos decir que esta dialéctica forma de vivir es cansadora, que todo sea un eterno comienzo y un inacabable fin, aburre. Cambiemos de perspectiva, ¿para que mantener esas posturas tan faltas de emoción y movimiento? Si nos desviamos, puede salir mal pero la adrenalina es impagable.
A ver un ejemplo: es entendible si alguna vez, después de determinada cantidad de fracasos pensáramos que es inútil enamorarse, que resulta insoportablemente doloroso que las cosas se acaben, que nos volvamos (y nos traten de) locas: por las actitudes, por las vicisitudes que acarrea el arriesgarse en algo. Quizás no se aplica el ejemplo a la explicación, será porque me considero una delirante innata Es fácil hacerse la desquiciada para lograr diferenciarse del resto de pulposos cerebros llenos de materia rosa, es difícil serlo realmente, es complicado hacerse entender. A pesar de todo, debo decir que no me fue tan mal, que lo que antes resulto ser una maldición, resulta ser ahora, una recompensa por algún esfuerzo hecho, esporádicamente, a lo largo de tan corta vida. Acá termino, sin terminar la idea. No se porqué se borró. No debe haber sido importante.

jueves, 4 de octubre de 2007


Caminando me di cuenta de que, a mis ojos, las cosas estaban más verdes. Sí…más. Y me sorprendió, de alguna forma, el salto que dieron los sentimientos, los acontecimientos. Cambiaron de punto de vista. Pude comprobar y reafirmar que las segundas oportunidades sí existen, sólo hay que elegir a quién dárselas.
Y todo por un simple “te quiero” dicho al oído, o una llamada que sorprende cuando el día parece no acabar nunca.
Después llega la sonrisa interminable, los comentarios ante la rareza del buen humor que no aparece demasiado seguido, los sueños, las almohadas perfumadas y la música especial.
Puedo ver que los planes a largo plazo no son necesarios, que las determinaciones y la seguridad le dan la mano al tiempo. Así que nada más queda vivir, acompañar a los días y “sacarle jugo” a lo que tenemos hoy.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Una trata incansablemente de no aburrir, de no deprimir, de no generar cuestionamientos en la vida de los pobres desafortunados que caen por acá. Pero resulta imposible, las identificaciones me invaden, las frases tristes se manejan a su antojo por todo el sitio, y lo peor de todo es que las vivencias se adaptan a las ideas. ¿A donde se habrá visto que unas pocas ideas puedan contra 20 años de realidad ininterrumpida? Al parecer, acá. Con blanquecina indiferencia me miran, con altivez… se quedan.

martes, 18 de septiembre de 2007

Coldplay - Green Eyes

Existió en algún momento una burbuja en donde vivimos por un par de meses. Con suposiciones tan lejanas, que la preocupación estaba de más.
Hoy, resulta extraña la convicción eterna de trizas, de pseudo llantos, de ojos caídos…
Intenté publicar sólo la canción pero… la tecnología me puede. Sacando un par de frases, este tema me transporta a situaciones inolvidables pero quebradizas. Peleo por lo inolvidable.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Miedo

La intención era escribir sobre el miedo. Darle un misticismo al principio, que la imaginación de posibles lectores fluyera. Inútil cuando la inspiración no es más que un débil reflejo de lo que debería ser.
Escarbar sobre lo muerto, para que los sentimientos salgan, corran y lloren…ningún sentido aparece.
Más allá de eso… recorriendo la red, descubrí algo, de autoría desconocida... ahí va la parte que me gustó, y así termino… con la pareja perfecta: hola y adiós.

“Estaba pensando en aquél mortal con ojos de otro ensueño ámbar a quien no le había dicho adiós.Pensé que de ese modo era menos complicado, como detener el tiempo en una eterna esperanza de volver a abrir un día el diálogo para preguntarle ¿cómo estás?Quise quedarme sin un adiós, sin saber si sigue vivo siquiera, sin despejar las dudas sobre su existencia.Aquellas son las situaciones de decisión absoluta: todo o nada.Dejarlo todo, cuando sólo se tiene a medias...nada.Tal vez la vida no esté hecha para decisiones absolutas, cuando siempre es cierto que no se puede tenerlo todo.”

miércoles, 12 de septiembre de 2007

Delirio absoluto

Es un sentimiento infinito, algo así como querer hacerlo para siempre, querer sentirlo para todo lo que queda de vida y la eterna muerte. Lo demás no importa demasiado, son cabezas para cortar, gente para admirar y sin muchos logros propios, no más que lo que nosotros tomamos como algo nuestro, como algo esplendoroso, único, sin mirar alrededor en donde hay cosas únicas en serie de millones.
La verdadera capacidad reside en hacerlo sin pensarlo, miles de ideas están siendo disparadas de uno a otro lado en tu cabeza, pero nadie se pone realmente a escribirlo, sólo los genios, sólo los valerosos, q arriesgan todo, mandan a la mierda a la sociedad con sus reglas súper establecidas, súper inservibles, rígidas de más, sin mucho más q hacer q sobrevivir.
Vivir se le podría llamar a otra cosa, a otras capacidades para desarrollar. No quiero mirar, es todo nuevo y tan viejo, ideas acartonadas, escondidas sin ganas de ser plasmadas, aburridas de esperar, casi casi invisibles. Hasta q llega un día en el que todos se deciden a ser y a estar. ¿Quien ha hecho algo así? ¿A quién le gusta escribir? ¿A quien le gusta sufrir? ¿A quien no? El sufrimiento es parte de la locura de vivir, de entender q estamos vivos, sino, ¿q hacemos? nos lastimamos, nos cortamos, nos odiamos para saber q hay sentimientos en este mundo, q existen, q valen.
Que estupidez la de creer que siempre se tiene la razón. Estoy harta, cansada…eso se dice, pero la oportunidad estaba, estaba dispuesta a ser dada. A nadie le importa realmente, es una loca manía que no está dispuesta a expirar. Quiere seguir, quiere sentir, quiere gritar y llegar. Lo más alto que pueda quiere llegar, igual que todos. Que todos no. A los conformistas se los conforma con poco, con nada, con eso, con todo eso, con todo esto. Es una forma nueva de amedrentar a la vida. Siempre se van a encontrar nuevas situaciones y características.
¿Quien dijo que iba a ser fácil? Si después de días y días y noches con sus noches termina todo en un relámpago. Te levantas y decís: “ya no lo necesito, ya puede morirse de verdad”.
Nada que decir ni que hacer. Esto es infinito, es la profesión mas infinita que existe, sin mucho mas que hacer, sintiendo, queriendo correr, queriendo gritar, porque me lo merezco, merezco sentir un poco mas…

domingo, 9 de septiembre de 2007

Pensamientos recortados


Una característica de mi personalidad vendría a ser la de...nunca terminar lo que empiezo. O aburrirme y terminarlo de golpe con un final que deja mucho que desear. Estas son algunas cosas que por vaga o tiempo, nunca terminé.Ahí van

Siento que hay algo que se va a cortar de golpe, que va a dejar de existir. Y no hablo de lo obvio, hay algo más. Este cuerpo, esta vida, se despega fácilmente de su lugar. Lo absoluto y completo se vuelve vacío e inexistente. De a poco, para que la tortura sea perenne.


Me permití soñar con un amor en decadencia, de antemano roto. De a poco, los sueños empezaron a romperse, radicalmente, se acabó todo.


Dejé seguridad por una felicidad efímera, seguida de un sentimiento terrible, un vacío que todavía no llena nada ni nadie...


Sentencias, condenas. Las ideas re-vuelan/volotean. Dueños de la falsa verdad requieren explicaciones a los actos de los desinteresados. Existe una cierta debilidad dentro de la supuesta fortaleza. Una fe plagada de cuestionamientos reales, tangibles, cortos de ideas...


Se largó sin pensarlo demasiado, olvidándose del odioso destino que le esperaba, tratando de no pensar en lo irrevocable que resultaba esa maldición con la que tenía que cargar.
Mantuvo cierta actitud escéptica cuando lo supo, decidiendo quebrarse cuando nadie la viera.
Malditos genes, pensó al borde del llanto. Se le cerró el estómago y la garganta, tenía que dejar de respirar. Necesitó una garantía para poder luchar, para sentirse con fuerzas a la hora de afrontar la enfermedad.
Pensó en su corta vida. No debería ser arrebatada, tenía apenas 16 años de experiencias, dramas, sentimientos encontrados y demás situaciones que se le presenta a un humano. Caviló sobre sus 6 años de profundo activismo religioso católico y se sintió insultada. Falsas columnas para armar su castillo de vida eterna, santos, vírgenes y ángeles que iban con ella a todas partes, con una sensación de protección envidiable a cualquier otra persona.



Mantuve una calma insoportable, de indiferencia ilimitada; todo para caer en la inevitable verdad que puse bajo el agua con presión.

Y cuando sentí la debilidad en los brazos, cuando nada más quedó agachar la cabeza, quedó lo obvio... tengo una enfermedad incurable, necesita una dosis diaria de realidad, de recuerdos olvidables, de la vida impiadosa.

Y fue, justamente, la falta de reproche, lo que me golpeó hasta dejarme agonizante en el espacio tan lleno y agobiante, tan vacío y desesperante.

Terminé descubriendo lo visible al resto. Descubrí que la tristeza era mi piel, descubrí que la tristeza me quedaba bien.

jueves, 24 de mayo de 2007

Of the record- Patricia Rodón

Nunca te acerqués a un escritor, no dejés que te mire a los ojos y se quede allí investigándote. Huí de su constante play, de su zapping, de sus ojos de leer; porque esos ojos sueñan en thriller, en poema, en guión.
Un escritor, cuando te mira, te ve y no te ve. Sus ojos te traspasan como un flash: te sacan fotos del alma y nunca te las muestra. Las revela, las amplía y las cuelga en su baño. Te mira días y días y noches. Piensa, todo el tiempo piensa y nunca te lo dice, y tu foto deja de ser tu foto, empieza a inventarte.
Tu cara, tu sonrisa, tu pelo, tu cuerpo ya no dicen lo que decían, sino lo que él decida que digan; y empezás a dejar de ser una persona. Sin darte cuenta te vas convirtiendo en personaje sin enterarte.
Los ojos de los escritores están en libertad condicional: espaldas arqueadas de placer, escenas de greenaway, conversaciones, puteadas, editores sin escrúpulos, dinero fantasma, cursores esperando en un write y palomas corriendo por el smog. Pasan todas juntas palabras que la literatura hará santas.
Los ojos de un escritor son una película en mute, diques a punto de romperse, pura profundidad y pura superficie. Son el brillito de las miradas de los héroes de los comics, son un bajo en una road movie, son vidrieras de librerías.
Nunca dejés que sus ojos te hipnoticen; no conocen su magia, su envés, sus cristales de kriptonita verde, su gato rondando la madrugada de tu propia madrugada.
Nunca dejés que un escritor te hable, generalmente no saben lo que dicen, disparan palabras como cowboys y siempre te matan, sos un extra.
Dicen sin querer y para cuando te diste cuenta estás pegada a él, y ni Tolkien, ni los bomberos, ni Prince, ni los marines podrán salvarte.
No lo escuches, su voz es su arma: te habla y te da forma, te seduce, te hiere, te conmina, te rechaza, te pide y te hace reír.
Nunca escuches a un escritor cuando trabaja de escritor, lo que no sabe lo inventa y todo es verosímil, aunque no sea cierto. Y llega un punto o una coma en que ni a él ni a vos te importa, basta que tenga un buen principio y un final inesperado.
Los escritores mienten todo el tiempo. Dicen que no mienten, confiesan que sólo mienten lo necesario y vos sabés que mienten, muestran su parte más humana, su hilacha, su mortalidad.
No dejés que un escritor se te acerque, tienen un imán de cartoon network, de líder, de secta suicida, y si intentás alejarte, tu futuro va a parecerse al del coyote después de un encuentro con el correcaminos, y ni ACME, ni la NASA, ni Dios tienen seguro contra ese tipo de terceros.
Los escritores te ponen en evidencia; hacen que tu debilidad, la más oculta, la más preciada salga en la tapa de un diario en braile que sólo él puede leer.
Nunca dejés que un escritor te toque, olvidate de los poderes extrasensoriales, su energía es visible y provoca quemaduras de primer grado. Tené cuidado con sus manos, son bellas y hábiles, carnívoras, conocen su trabajo de gestos, de teclados, de caricias.
Nunca volverás del beso de un escritor, nunca volverás de su lengua; sus labios pertenecen a una especia inclasificable, su boca siempre está tibia como una habitación sin ventanas. El beso de un escritor es más que una acción corporal. Un escritor no te besa por deporte, ni refugio, ni victoria; un escritor te besa porque no puede con su cabeza, con sus ganas, con su miedo. Si un escritor te besa nuca serás la misma. No te enamores de un escritor, nunca podrás olvidar, ni evitar, ni disimular sus huellas. No hay nada más difícil que amar a un escritor, no hay nada más fácil que amar a un escritor.
Reviví esa sensación, como la que tuve cuando me enamoré de alguien que olvidó amarme; como cuando se desgarra algo en el pecho pero éste sigue sano; como cuando intentamos correr en una mañana muy fría sin previo calentamiento; como cuando armamos palabras, frases, hipótesis sobre lo inexistente; como cuando prometemos algo que sabemos no vamos a cumplir; como cuando dormimos queriendo soñar con alguien determinado y simplemente no se aparece, ni siquiera en sueños; como cuando intentas entender ciertas actitudes, algunos comportamientos pero no se logra; como cuando salís corriendo para alcanzar el colectivo, dejando tus pulmones en el recorrido, para que cuando llegues te des cuenta de que está fuera de servicio; como cuando se intenta crear algo innovador y te encontrás con la misma idea ya anotada en tu cuaderno; como cuando amás, querés, apreciás y olvidás; como lo que te pasó; como lo que sentiste y pensaste; como saltar a un precipicio y querer mirar el cielo; como subir a una montaña de arena; como dormir poco o no dormir en lo absoluto; como escuchar estupideces que se meten en tu cabeza y no te dan opción al cambio; como cuando buscás cambiar y no podés; como cuando querés deja de querer a alguien pero te gusta quererlo; como reirte cuando no querés y mantenerte seria cuando no podés; como cuando pensás sólo en vos e intentás ser solidaria; como aumentar tu capacidad haciendo mediocridades; como escribir sin sentido sólo para compensar el tiempo perdido; como cuando entendés lo malo, lo bueno, lo venidero; como cortar con la inspiración; como dejarla fluir; como entender y entenderte; como decepcionar, cansar, repetir por falta de ideas; como fracasar en lo sencillo y triunfar en lo complejo; como adivinar tu futuro y el de los que te rodean; como adivinarlo porque querés controlarlo; como cuando filosofás, llorás, sangrás, jugás…; como cuando volvés, permanecés y terminás; como cuando te caes y no querés levantarte; como cuando si querés pero no podés porque te empujan, porque te faltan fuerzas, ganas; como cuando jurás y perjurás, como cuando aparentás… Momentos infelices desbordan tu realidad, momentos que te enseñan, que te enojan, que te matan y decepcionan, salidas con extraños, sanadores de almas totalmente desconocidos, fenómenos llamados amigos, saltos suicidas para ser salvado, esperanzas perdidas para ser considerado, tristeza infinita con su felicidad efímera, consideraciones futuras de un crucigrama sin soluciones… tu vida, sin saber si está bien o mal. Atrapada en la lucidez de la locura, en la cordura de tu delirio que no deja de crecer; expresiones in entendibles junto con tu propia seguridad y claridad en lo inexplicable. Un sueño que vuelve, un rencor dentro del amor y lo mejor… vos.

Cosas que me causan placer

· Saltar las baldosas de las veredas de dos en dos.
· Mirar una tormenta desde adentro de mi casa.
· Despertarme en el medio de la noche y descubrir que faltan tres horas para levantarme.
· Escribir lo primero que se me venga a la cabeza y descubrir que tiene sentido.
· Pasear por lugares que me recuerden tiempos mejores.
· Llorar soltando la angustia acumulada y reírme de alivio cuando termino.
· Caminar en las tardecitas de Buenos Aires porque tienen ese qué sé yo, ¿viste?
· Llegar a la parada del colectivo justo cuando éste llega.
· Cantar y bailar cuando nadie me ve.
· Mirar el cielo en el campo porque ahí es donde las estrellas se ven de verdad.
· Enganchar mi canción favorita en la radio justo cuando está empezando.
· Sentir adrenalina antes de salir al aire en la radio.
· Triunfar en lo complejo.
· Descubrir una estrella fugaz y alcanzar a pedir un deseo.
· Estar algún tiempo abajo del agua sólo para sentirme viva cuando el aire vuelve a tocarme.
· Entender que la vida es locura, o saber que debería serlo.
· Estar con quien yo quiera, no con quien quiera estar conmigo


Cosas que me desagradan

· Enamorarme de alguien que olvidó amarme.
· Que mi pecho se desgarre pero que, a simple vista, siga sano.
· Dormirme queriendo soñar con él y que no se aparezca, ni siquiera en sueños.
· Salir corriendo para alcanzar el colectivo y al llegar darme cuenta de que está fuera de servicio.
· Intentar crear algo innovador y encontrarme con la misma idea ya anotada en mi cuaderno.
· Sonreír cuando no quiero y mantenerme seria cuando no puedo.
· Saber que existen maneras para todo, excepto para hallar esas maneras.
· Intentar alejarme y que eso, inevitablemente, me traiga más cerca.
· Tener que pedir perdón cuando no soy culpable.
· Las mentiras mal disimuladas.
· Las verdades mal dichas.
· Tener a alguien muy cerca y darme cuenta de que es inalcanzable.
· Que me pregunten si estoy bien cuando me ven mal.

Algo de más


Hay q soñar sabiendo lo que viene. Hay que sentir, sabiendo que va a ser bueno y que vale la pena. Las explicaciones no sirven demasiado para los otros, es a vos mismo a quien tenés q encontrar, entender, explicar porque estas acá sintiendo esto, porque estás acá queriendo soñar tan alto, queriendo sentir todo lo q se nos prometió cuando llegamos a esta vida, saber descubrir cuáles son las pruebas y cuáles las recompensas, y por sobre todo, respetar, respetar el destino señalado, respetar los baches en el camino, las piedras gigantes que parecen imposibles de pasar. Entender que por algo tenés a la gente que te rodea, saber diferenciar entre lo pasajero y lo que queda para acompañarnos siempre.

Se mira al horizonte


Sorprende la cantidad de cambios q nos resignamos (arriesgamos) a aceptar. De una u otra forma, se adaptan a nuestra vida como la pieza de un rompecabezas en un lugar q, a simple vista, parece el correcto, pero q cuando se intenta poner, termina siendo el espacio equivocado. Ahí es cuando presionamos más… la idiotez humana. Aceptamos lo complejo, pero en lo sencillo mantenemos un absurdo orgullo nacido de una supuesta experiencia personal. Y se mira al horizonte, y se ve, a lo lejos, la esperanza. Pero la vemos tan inalcanzable q las fuerzas acaban un cuarto antes de llegar. Pensamos: "falta tanto", sin darnos cuenta de q nunca habíamos estado tan cerca, sin darnos cuenta de q nunca mas volveremos a estar así de cerca.

La delgada línea

Pequeñas gotas de espuma se desvanecen. La delgada línea que une la imaginación a la locura se rompió. Ahora puedo decir que estoy loca, que hay un mundo de sueños afuera, que la esencia no se termina, y que soy feliz.
Extraña y huidiza felicidad. Aparece cuando no la llaman, cuando no la esperan. En el fin se vuelve al principio, termina siendo inevitable, así como cada una de las ideas que flotan y que agotan. Gracias por haberme ahogado, porque ahora, estoy viva.

Es una vida que no alcanzó a defenderse, que no logró escapar. En un mundo de incontinencias retenidas, con grandes esperanzas, con abrumadoras lanzas que acuchillan y matan. Símbolos que vienen y van, entretienen sin entender, sin ver. Cambios que se resisten a ceder, lágrimas únicas, sustanciosas, con la melancolía impresa en ellas.
Espejos sobrenaturales, alegrías desechas. Lugares especiales, respuestas sin una pregunta que las haga temblar.
Y me encanta, y lo disfruto a cada segundo. Es una locura única y transparente, que desarma a la rutina y sus grises acompañantes.