El cursor titila de forma insolente, quieta y desafiante. Se desliza suave sobre la irrealidad virtual. Algunos lo ven como un don, yo mantengo que es una maldición.
Parece ser que la normalidad no es suficiente, que lo común, diario, rutinario o lo que sea, no me llenan como deberían. Escapa a mi entendimiento el atinar en el teclado.
Más que nada, parece que van solas, caminan e invaden. Se forman en mi cabeza para despedirse dos segundos después.
Cuando la incoherencia empieza a tomar el papel protagónico, decido parar, decido seguir. Me obligo a decir que nadie tiene que entenderme; pero a veces resulta necesario no dar explicaciones, no girar demasiado al ritmo de este desahogo imperioso, a veces la tranquilidad, la seguridad, se hace desear; lamentablemente la paranoia ocupa su lugar feliz de volver. A veces, tarda años en irse, otras, encuentra una muerte abrupta y veloz. Hoy... espero eso.
1 comentario:
Buen post! no se como lo hiciste pero por un momento senti que me estabas describiendo,o al menos lo que sintiendo esa desazon entendi que no era el unico que le pasaba =) besos
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