Sin aviso alguno, va a llegar un momento en el que vas a tomar un camino con la certeza de que tu vida está por cambiar para siempre, que radicalmente vas a dejar de ser ese para ser este. Y ni siquiera es una elección puramente conciente. Son sólo las ganas de recorrer lo que te toca, de conocer la razón de ser, de estar y vivir.
Cuando ese día llegue, vas a mirar atrás pensando en que todo eso que hiciste mal y todo lo que hiciste bien tuvo que existir para desembocar acá. Ni siquiera te acordás de los arrepentimientos, trabajaste y sufriste tanto… armaste planes, la cuidaste, valió la pena. No hay nadie como él para igualar la felicidad a la preocupación, nadie como él para crear esa sensación que nunca más te va a abandonar, pero que agradecés con toda el alma, con todo el amor que te generó. Te merecés esa felicidad, suerte en esta vida que desde ya te ha dado tanto.
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