jueves, 4 de octubre de 2007


Caminando me di cuenta de que, a mis ojos, las cosas estaban más verdes. Sí…más. Y me sorprendió, de alguna forma, el salto que dieron los sentimientos, los acontecimientos. Cambiaron de punto de vista. Pude comprobar y reafirmar que las segundas oportunidades sí existen, sólo hay que elegir a quién dárselas.
Y todo por un simple “te quiero” dicho al oído, o una llamada que sorprende cuando el día parece no acabar nunca.
Después llega la sonrisa interminable, los comentarios ante la rareza del buen humor que no aparece demasiado seguido, los sueños, las almohadas perfumadas y la música especial.
Puedo ver que los planes a largo plazo no son necesarios, que las determinaciones y la seguridad le dan la mano al tiempo. Así que nada más queda vivir, acompañar a los días y “sacarle jugo” a lo que tenemos hoy.

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