sábado, 15 de diciembre de 2007

Me gustaría...

A veces me gustaría haber cambiado, madurado, sentir de otra forma, tener la paciencia que me tienen.
Me gustaría desahogarme de alguna manera en donde encuentre tranquilidad sin molestar ni perjudicar a ninguna persona que me rodee.
Esta noche me gustaría poder dormirme y no despertarme. Es un modo de suprimir mis desplantes, mis caprichos…
Surge el miedo de seguir siendo igual, de no cambiar nunca por nadie ni por nada.

martes, 11 de diciembre de 2007

No entiendo esta tristeza que me ha invadido de repente. Y son las peores, porque es imposible buscar la solución cuando no se sabe la razón; sólo queda esperar que caiga sola, o que pase la depresión.
Anoche logró sacarme lágrimas vacías de contenido, débiles, confusas. Busqué inútilmente un consuelo, rogué por el sueño pero llegó tarde, cuando ya había llorado mucho, cuando el alivio terminó siendo el cansancio mismo.
Alguna vez escuché que se duerme para no pensar en no querer vivir, para aguantar la desilusión, el dolor, el desconsuelo. Últimamente mis noches y partes del día estaban siendo usadas para eso. Espero que pase, que termine, que no vuelva. No es bienvenido.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Esa noche...

Te extraño, estás lejos, en algún sueño, en una realidad inalcanzable. Pero te cuido, es una promesa implícita que se le hace al amor. Es un pacto silencioso para que aparezca, se quede, dure.
Te miro, no me ves, se imprime en tu cara la tranquilidad que antecede a volar, a vivir con la mente.
Te beso, lo sentís y lo alejás. Necesitás mantener los ojos cerrados para mirarme más tarde, para sentirme después.
Rápido, deja que venga, deja que entre, es un invitado mío, acá se queda, así funciona.
Busco un abrazo que se desvanece antes de llegar. Hoy faltan ganas, vamos a dejar actuar al entendimiento. No…al instinto no, ese lastima, hace creer cosas. Entendelo, es desánimo…

martes, 4 de diciembre de 2007

Pensamientos recortados II


Hoy me desperté con ganas de recortar más pensamientos. Acá están:
La luz está prendida y no veo el sueño. Que dolor quemante, pero valió la pena; porque lo vivido no es intercambiable, lo sufrido no es comprado, la libertad de acción deja límites infranqueables.

No lloro no porque no quiera, sino porque no lo necesito, y sufro poco, porque evidentemente soy más fría de lo q todos pensamos.
¿Porque será que a veces la tristeza se cuela por cada nimio resquicio de nuestro ser? ¿Para que soportar arbitrariedades sin sentido?
La completa seguridad lleva a la rutina muerta, y a nosotros nos falta mucho por experimentar…
Soy así, loca de los detalles, con secretos de profesión e imaginación.