martes, 11 de diciembre de 2007

No entiendo esta tristeza que me ha invadido de repente. Y son las peores, porque es imposible buscar la solución cuando no se sabe la razón; sólo queda esperar que caiga sola, o que pase la depresión.
Anoche logró sacarme lágrimas vacías de contenido, débiles, confusas. Busqué inútilmente un consuelo, rogué por el sueño pero llegó tarde, cuando ya había llorado mucho, cuando el alivio terminó siendo el cansancio mismo.
Alguna vez escuché que se duerme para no pensar en no querer vivir, para aguantar la desilusión, el dolor, el desconsuelo. Últimamente mis noches y partes del día estaban siendo usadas para eso. Espero que pase, que termine, que no vuelva. No es bienvenido.

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