Diviso las sombras marcadas por la luz; la respiración conocida que ya no escucho; las leyes rotas que quedaron de aquel tiempo; la respuesta a todo silenciada por la ausencia; la química desaparecida por la falta de física; el paso del tiempo que resultó ser no tan lento; los acordes que extraño por haberlos criticado y apartado. Y ahora quedan las comparaciones recurrentes, esa ramada inexplorada y abandonada, la tonta capacidad para perdonar por fuera y odiar por dentro, los cambios de opinión y el vacío…
¿Se puede volver a saltar? ¿A gritar? ¿A reír para llorar? Rápidamente corro y grito y lloro de emoción y me despierto… no ha sido más que el mismo deseo que me hace ver cosas que no voy a hacer despierta. Me muevo en la resignada tranquilidad, en la resentida existencia que no deja de batallar contra los cambios. Son gérmenes de algo que nunca debió ser; se transforman en cenizas y todo vuelve… todo vuelve a ser gris.
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