lunes, 8 de febrero de 2010

La rodea la hipocresía. Aumentan las voces para llamar su atención; escucha ese ruido molesto, agudo e insoportablemente pesado. No es posible librarse de tal peso, de tanta realidad. Cambian los sentidos, los latidos. La siguen e intentan mimetizarse; logran llegar a aquel precipicio que consideraban incuestionable. Una oscuridad tapada con pequeños puntos brillantes que no alcanzan a disfrazarla. Todo es falso, y se sabe. Y si los otros decidieran seguir a pesar del riesgo de caer, lo obvio es seguir caminando, ser parte de tan inoperante multitud. Y si el cansancio por lo tan poco singular aparece, debe ser retenido; lograrlo es ganar. Y si se decide parar, se carga con el peligro de ser arrojado hacia la corriente. No se acepta la honestidad. Tanta simulación no sirve para tapar a situación tan patéticamente simplona, sin gracia. Ya no se quiere llorar, ni reir, ni nada. Se paran y se desmoronan en la nada mundana; y así seguirán hasta que se adapten o mueran. Definitivamente mueran.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me gusta, si si... sos buena escribiendo, y te gusta, por eso haces bien en seguirlo haciendo. espero verte pronto pastelito =) un beso !

Anónimo dijo...

el anonimo se llama estefi, mejor conocida como "rosadita", pero no podia publicarlo si no era como anonimo ¬¬

Pao González dijo...

emm..sí, me había dado cuenta después de pastelito. ja