sábado, 31 de octubre de 2009

Qué hacer...


¿Qué hacer cuando lo único que se quiere es revivir una felicidad desaparecida hace tiempo?¿Qué hacer cuando la realidad se hace presente y se acaban las esperanzas? ¿Y si ya fuera el momento de hacer lo que sé que tengo que hacer?¿Y si ya no puedo alargar la mentira ni las excusas?
No es fácil dejar de aferrarse a una realidad de un año y a una idealización de otro. ¿Cómo se sigue si el fuego se apaga mientras te quema?¿Qué hacer cuando la desilusión constante ya ni siquiera me hace sufrir?¿Qué hacer si lo único que se genera es bronca, lágrimas de una furia mal retenida?

Es hora de limpiar, aunque lo doloroso sea, justamente, esa limpieza final, esa sensación de vacuidad inabarcable, de blanco.
No sé por qué siempre me he imaginado la nada como una gran habitación cuadrada, sin sombras, ni siquiera la mía, absolutamente blanca y luminosa. ¿No es mejor eso que un mundo caótico, lleno de fotografías superpuestas, oscuridad y mucho enojo?

Hace no tanto tiempo atrás, solía tener pesadillas terribles: gritos, sangre, personas cazando y aumentando el dolor. No podía moverme o levantarme, ni gritar. Lo único que me quedaba era protegerme con la mente. Me imaginaba esa habitación en blanco, aparecían manchas ruidosas que me hacían llorar; pero lo lograba, controlaba los ruidos, las imágenes de desesperación, y quedaba todo en blanco, la nada pacífica.

¿Pero acaso no dicen que la vida que tenés es la que has elegido? ¿Y si yo elegí ese desorden, esos excesos de maldad en mis sueños? Quizás lo blanco y luminoso no es lo que busco, acaso sigo buscando sufrir para vivir. Tantas veces he pisado esta tierra sin sentimientos. Toda esa parte de mi pasado ha sido borrada de mi memoria por no tener esos picos de pasión, amor, desilusión, corazones rotos... a lo mejor fue así, seguramente elegí vivir.

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