jueves, 24 de mayo de 2007

La delgada línea

Pequeñas gotas de espuma se desvanecen. La delgada línea que une la imaginación a la locura se rompió. Ahora puedo decir que estoy loca, que hay un mundo de sueños afuera, que la esencia no se termina, y que soy feliz.
Extraña y huidiza felicidad. Aparece cuando no la llaman, cuando no la esperan. En el fin se vuelve al principio, termina siendo inevitable, así como cada una de las ideas que flotan y que agotan. Gracias por haberme ahogado, porque ahora, estoy viva.

Es una vida que no alcanzó a defenderse, que no logró escapar. En un mundo de incontinencias retenidas, con grandes esperanzas, con abrumadoras lanzas que acuchillan y matan. Símbolos que vienen y van, entretienen sin entender, sin ver. Cambios que se resisten a ceder, lágrimas únicas, sustanciosas, con la melancolía impresa en ellas.
Espejos sobrenaturales, alegrías desechas. Lugares especiales, respuestas sin una pregunta que las haga temblar.
Y me encanta, y lo disfruto a cada segundo. Es una locura única y transparente, que desarma a la rutina y sus grises acompañantes.

1 comentario:

Nahuel Morales Alé dijo...

Me encanta... Esa línea, ese paso hacia lo desconocido que nos da tanto miedo. Ya sea hacia la locura, o la felicidad, ya si ambas significan lo mismo. Me apasiona la idea, el sentimiento. Le temo más a ser feliz que a alcanzar la locura. Será por eso que me gusta pensar en ello.
Hermoso texto, como todos los demás. Contrastan con tu idea de: “No hay nada bello en mí”.
Namárië!!