Se tocó el pelo, su mirada se fundió con su mente. Pensaba en ella, en cómo nada era igual, preguntándose cómo habían llegado a esa situación tan infeliz.
Me miró con un ensoñamiento nebuloso. Nada le importa ya, nada. Sentía un pedazo menos, una vida mitad vacía, mitad vivida, sintiendo todo, nada, la nada. Reflexionó sobre el punto en el que estaba parado y pensó en ella.
Ella. Ella que no logró detener las consecuencias de sus histerias, no pudo con su genio ni con su amor. Y él, que soñó tantas veces con la necesidad de escaparse, de perseguir a su otra realidad, la que no eligió.
Tuvo un deja vú. Cambió de postura, incómodo. Volvió a mirarme, esta vez lo cubría todo tal manto de oscuridad que no reconocí lo que me decía, no ví lo que necesitaba.
Se sacó la mitad del corazón y la dejó arriba de la mesa. La dejó sabiendo que sólo yo podía verlo. ¿Por qué? ¿Quería empezar de nuevo? ¿Quería desaparecer? ¿Quería recuperar su mitad? ¿Y si no lo lograba? ¿Y si no era su mitad? Podía morirse, pero se arriesgó, sintió la urgencia de dejar su medio corazón arriba de la mesa.
1 comentario:
volviste dear friend...
me hace preguntar varias cosas, sin embargo ya va a llegar el tiempo d hacer las preguntas correspondientes...
bechos y me alegro q hayas vuelto...
(yo tb volvi, hace u poko mas q vos)
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