En algún momento alguien me dijo que había perdido algo en mis escritos. Irónicamente resultó ser la tristeza. Bien ahora… he vuelto.
Me encontré cruzando Dreamland… de nuevo. Había toboganes que terminaban en llanto, calesitas que exacerbaban la miseria, montañas rusas que producían una lucha paroxística de sentimientos inventados. El aire enrarecido de los teatros me dio repulsión, parecía que lo que había sido muy bueno por ser acogedor y familiar fue dejado de lado por algún edificio en mejor estado.
El abandono cubrió mi ciudad, mi tierra de sueños. Fue una capa visible para los que han corrido la misma suerte. Me puse a recordar si la última vez había visto eso... no, no lo había visto porque mis ojos vieron desde otra perspectiva... me mostraron el lado verde de mi vida, el feliz.